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Levy afirma que Israel participa en el proceso de paz para evitar la creación de un Estado palestino

Antonio Caño

Israel parece dispuesto a sostener el pulso con Estados Unidos sobre los asentamientos en los territorios ocupados. Los negociadores israelíes en las conversaciones de Washington advirtieron que no variarán su posición sobre ese tema, aunque ello haga fracasar el proceso de paz. El ministro israelí de Asuntos Exteriores, David Levy, fue más allá al decir que "Israel participa en el proceso de paz para impedir la creación de un Estado palestino".

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En sus declaraciones, ante una delegación de presidentes de las principales organizaciones judías de EE.UU en Jerusalén, Levy inisistió en que "si los palestinos se imaginan que el proceso de paz conducirá a un Estado palestino, son víctimas de una ilusión". Sin embargo, Levy concedió que es necesario "hacer un esfuerzo" para salvar el enfrentamiento con Washington a propósito de los asentamientos israelíes en territorios ocupados.La polémica sobre los asentamientos hace por el momento inviable avanzar en otros puntos, aunque las negociaciones prosiguen y nadie ha anunciado su intención de retirarse de la mesa. Uno de los principales miembros de la delegación israelí, Yossi Ben Aaron, jefe de Gabinete del primer ministro, Isaac Shamir, reiteró la posición oficial de su Gobierno de que Israel tiene derecho a construir en todo el territorio del país y que no renunciará a ese derecho para llegar a acuerdos con los países árabes.

El jefe de la delegación palestina, Haider Abdel Shafi, dijo que la respuesta israelí no ayudaba a la continuación de las conversaciones. "SI se mantienen en esta actitud negativa, las perspectivas del proceso de paz están en peligro", advirtió.

Los árabes se sienten en una posición muy confortable después de que el secretario de Estado, James Baker, dejara claro el lunes ante una comisión del Congreso que Israel tiene que elegir entre continuar los asentamientos o tener acceso al crédito de 10.000 millones de dólares bloqueado por la Administración.

No es la primera vez que un Gobierno norteamericano habla en contra de los asentamientos, pero si es la primera vez que Washington utiliza su ayuda económica como forma de presión sobre Israel.

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Comprensión en el Congreso

La Administración ha encontrado una actitud muy comprensiva de parte de la mayoría del Congreso, tanto entre demócratas como entre republicanos, aunque un demócrata preguntó al secretario de Estado por qué no utiliza esa misma presión contra los árabes. La repuesta de Baker fue contundente: "Porque nadie nos pide 10.000 millones de dólares además de los 3.000 o 4.000 que le entregamos anualmente". Israel es el principal destinatario de ayuda económica y militar de EE UU en el mundo.

Las asociaciones de judíos norteamericanos se han puesto en movimiento, pero de forma discreta, más que criticando a la Administración, anunciando que Israel no será capaz de seguir construyendo asentamientos ni de dar trabajo a las nuevas oleadas de emigrantes, sobre todo procedentes de la antigua URSS, si no recibe los 10.000 millones.

El presidente George Bush admitió ayer que esta insólita presión sobre Israel podría provocarle dificultades en un año electoral, en el que la comunidad judía puede actuar contra su candidatura, pero añadió que eso no le forzará a corregir su política: "Yo no voy a cambiar mi política exterior por intereses políticos personales".

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