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General Motors reconoce pérdidas de medio billón de pesetas y anuncia 74.000 despidos

Antonio Caño

El diario The Wall Street Journal compara la crisis de la General Motors (GM) con el famoso precipicio del Gran Cañón del Colorado. Los 4.450 millones de dólares de pérdidas en el año de 1992 (cerca de medio billón de pesetas) hablan por sí mismas de la dramática situación por la que atraviesa la primera empresa de automóviles del mundo, que ayer anunció un plan de reestructuración que obligará al cierre de 21 plantas y al despido de 74.000 trabajadores en los próximos cuatro años. La gran duda en estos momentos en el mundo económico norteamericano es saber si ese plan servirá para levantar esta emblemática firma.

La caída de la General Motors tiene un efecto tan espectacular en este país que algunos expertos no dudan en citarla como la peor noticia de la economía norteamericana desde la Gran Depresión. La cifra presentada ayer por el presidente de la compañía, Robert Stempel, es más del doble del récord de pérdidas en toda al historia de General Motors: casi 2000 millones de dólares en 1990. Sólo en el tres últimos meses de 1991 la empresa perdió 2470 millones de dólares. La cifra del pasado año constituye la más importante pérdida de una corporación norteamericana en toda la historia, superando el récord de 4.410 millones de dólares que tuvo la empresa Texaco en 1987.Robert O,Connel, director financiero de GM, reconoció: "Ninguna compañía, ni siquiera una del tamaño de General Motors, puede resistir pérdidas como las que nostros hemos tenido en el cuarto trimestre". El impacto de estas pérdidas es aún mayor por tratarse de una empresa que hasta 1990 estaba ganando alrededor de 4.000 millones de dólares al año.

Las pérdidas están provocadas por la fuerte reducción de la venta de automóviles, como consecuencia de la recesión, y por el incremento de la competencia de las marcas japonesas. Robert Stempel está decidido a jugar todas las cartas para evitar el final de la companía que dirige desde hace un año. Además del cierre de plantas, está en marcha un programa de despido anticipado a los mayores de 51 años y una rebaja de salarios del 10% a todos los trabajadores.

Cierre de factorías

Ayer se anunció oficialmente el cierre de 12 del total de factorías que cesarán sus actividades, lo que dejará sin trabajo en los próximos meses a 16.300 empleados. Una de las fábricas que dejará de abrir sus puertas a partir del verano de 1993 es la de Willow Run, donde se producen los famosos Chevrolet, Oldsmobile y Buick.

Los planes de Stempel incluyen el inicio de contactos con la compañía japonesa Toyota para buscar alguna forma de colaboración entre ambas en un futuro próximo. General Motors, junto a las otras dos grandes firmas de automóviles norteamericanos, Ford y Chrysler, está involucrada en una campaña contra la venta de coches japoneses.

Tanto Ford como Chrysler han presentado pérdidas millonarias en el balance del pasado año. La primera, 2.260 millones de dólares, y casi 800 millones la segunda. El total de pérdidas de las tres principales compañías de automóviles norteamericanas a lo largo de 1991 asciende a la escalofriante cifra de 7.500 millones de dólares.

La campaña contra Japón -al que todos echan la mayor culpa por esta crisis- empieza a surtir efecto. Los empresarios japoneses han anunciado ya una subida del precio de sus automóviles en los próximos meses, lo que los hará menos competitivos. Hoy, por 7.000 u 8.000 dólares los estadounidenses pueden comprar un buen coche japonés. Se espera también que el Gobierno nipón anuncie pronto una reducción de sus exportaciones de coches al mercado norteamericano.

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