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Dolor y furia en Hezbolá tras el asesinato de su líder

La andanada de cohetes destrozó el Mercedes y dos vehículos de escolta. Sus ocupantes, incluidos cinco guardaespaldas, fueron triturados y quemados. Por eso, ayer, en el camino a las puertas de Tufajta no había restos visibles del convoy. "Han sido sepultados", repitió Muyajed. Uno de sus compañeros se brindó a aclarar el porqué: "Había carne y piel humana chamuscada por todas partes, pegada a las carrocerías", dijo. "Israel y EE UU pagarán por este crimen", dijo Muyajed. "Su tecriología-no es nada comparada con nuestra fe en Alá y nuestra determinación a liberar nuestra tierra de la ocupación sionista. No habrá paz si no hay justicia". En el lugar de la ,emboscada flamean cinco banderas negras.Era precisamente en este punto desolado del sur de Líbano donde resultaba évidente lo fácil que fue para Israel matar a-uno de sus más enconados enemigos.

En la anatomía del asesinato de Musawi primero hay que tomar en cuenta la topografia. El camino cruza una loma rocosa y expuesta en ambos flancos. En el tramo de la emboscada no hay un solo árbol, ni una sola construcción: el sueño de un francoti rador. Como el camino es ligera mente ondulado, el convoy de bió reducir la velocidad. Fue en ese momento, alrededor de las 16.30 horas, con el sol de espaldas, cuando aparecieron súbita mente los dos helicópteros Co bra que penetraron sigilosamente hasta la entrada a Tufajta volando por entre las anchas cañadas en ambos lados del camino Lo último que debió ver Musawi en su vida fue la proa del Cobra ,que emergió súbitamente a su derecha. Según varios testigos del ataque, el segundo aparato, volando desde el mar, dio cuenta de los Range Rover de los escoltas y de un Volvo lleno de civiles que pasaba por la vecindad.

El aseginato de Mus-awi, su familia y guardaespaldas no duró más que un par de minutos. Sus consecuencias, sin embargo, van a ser duraderas e impredecibles. El impacto sorprendió a todos. La magnitud de la manifestación que se realizó en los suburbios shiíes de Beirut y la huelga que paralizó a gran parte del país dieron sólo una mínima pauta de la ira musulmana.

La arenga del número dos de Hezbolá, Naim Qassem, ante una multitud en llanto, fue un llamamiento a las armas contra Israel. %Crees acaso, oh, enemigo de Alá, que has ganado la batalla? ¡No! Te estamos esperando... La tierra temblará ba o tus j

pies!", exclamó. Husein Musawi, otro dirigente de Hezbolá, prometió: "Estados Unidos caerá, Israel desaparecerá", dijo en medio de gritos de la multitud de "Alá es grande, muerte a Estados Unidos, muerte a Israel".

En el sur de Líbano, Hezbolá quiso demostrar la seriedad de sus intenciones mediante un ataque con cohetes que desató instantánea represalia de la artillería de Israel y su milicia aliada, el Ejercito del Líbano del Sur. Los combates alarmaron al Gobierno« de Beirut, que solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

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No hubo informe de bajas, pero la tensión claramente va en aumento. Como precaución a un posible desbordamiento de furia popular contra ciudadanos occidentales, varias embajadas extranjeras ordenaron a sus súbditos abandonar sectores musulmanes.

[Ayer se supo, y así lo confirmaron tanto fuentes palestinas como israelíes, que dos miembros de la delegación palestina en la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo, Mohamed Khourani y Jamal Al Shoubaki, fueron detenidos por las autoridades israelíes, informa Reuter.]

En el otro bando, en Israel, la moral está en alza, informa Víctor Cygielman. Los siete cohetes disparados sobre el convoy de Musawi casi han borrado la vergüenza por el asesinato de tres soldados a hachazos el pasado sábado. Por así decir, el hombre de la calle está nuevamente orgulloso de la eficacia de su ejército. Y es que, en Israel, no se consideraba precisamente un santo al líder de Hezbolá. Tan sólo en 1991, su grupo, armado y protegido por Irán, tolerado por los sirios y los libaneses, lanzó 52 ataques contra Israel y mató a seis soldados.

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