No rompamos la cadena

Permítame que haga una advertencia muy sana para la corrupción generalizada, y es que dejemos las cosas como han estado siempre y como seguirán estando. Es decir: ¡Virgencita, que me quede como estoy!Cada persona, cada individuo de esta nación española es un corrupto, y toda actividad económica lleva picaresca y corruptela. Por eso, si alguno se atreve a romper la cadena, España saltaría por los aires. Veamos: compro uvas en el comercio y me engañan en el peso, precio o calidad; si reclamo, me dirá que a él el asentador también le quita unos kilos para pérdidas, y si reclamamos a éste nos dirá que a él el intermediario le pone unas cestas de más; y si vamos a éste último nos dirá que a él el agricultor le pone las uvas llenas de tierra para que pesen más, y si preguntamos al agricultor resulta que el abono se lo venden en sacos de 45 kilos y que pasan por 50 kilos, y aquí vuelvo yo, que soy el de los sacos, a comprar las uvas. Círculo cerrado.

España es un país muy rico, yo diría el más rico de la Tierra: 20 millones roban hoy a los otros 20, y mañana los otros 20 a los de hoy, y no se acaba el dinero.

Majaderos aquellos que creen que la corrupción se puede eliminar. Nada más nacer, el español ya le quita al niño de al lado el chupete si puede. ¡Por favor! Que a nadie se le ocurra romper en España la cadena del latrocinio o robo, que provocaríamos un cataclismo o guerra civil peor que la del 36. "De este país ejemplar / nadie sin mangar se escapa. / Manga el chido, manga el grande / y hasta el obispo y el Papa".-