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La guerrilla salvadoreña festeja la paz en misa

El Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), es decir, la guerrilla de El Salvador, decidió ayer festejar la paz, que llegó el sábado al país centroamericano tras 12 años de guerra que costaron 75.000 vidas, rindiendo homenaje a la Iglesia católica, su gran aliada moral durante el conflicto. La comandancia general del frente asistió casi en pleno a la misa dominical oficiada por el arzobispo Arturo, Rivera y Damas en la basilica de la capital. Con su presencia al lado de la Iglesia, los insurgentes, que ahora se preparan para entrar en el juego político, reforzaban el mensaje de reconciliación nacional y mano tendida que vienen transmitiendo al pueblo en los últimos tres días de presencia legal en el país.

Joaquín Villalobos, que se ha convertido en el principal protagonista de esta nueva etapa iniciada el viernes, advertía en una de sus múltiples comparecencias públicas que, "con el fin de la guerra, el país asiste a la primera revolución que no divide sino que une a una nación, y que nace insertada y aprobada por todo el mundo".Al mismo tiempo anunciaba la conversión de la actual estructura del FLMN en un nuevo partido político de corte popular, que en las próximas elecciones presidenciales de 1994 se integrará en una gran alianza opositora cuyo objetivo será arrebatarle el poder, pacíficamente y por medio de las urnas, a la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), el partido que desde 1989 gobierna constitucionalmente, con Alfredo Cristiani a su frente.

En los tres días que lleva el FMLN en El Salvador lo más emotivo ocurrió en la tarde del sábado. Nunca la plaza Cívica, allí donde en 1980 los escuadrones de la muerte asesinaron al arzobispo Óscar Arnulfo Romero y acostumbrada a ser escenario de tristes recuerdos o de sordas reclamaciones, se había llenado de tanto júbilo. Una interminable muchedumbre rebasaba sus más perdidos recovecos y se extendía apiñada en calles lejanas. Desde un escenario, dos voces radiofónicas presentaban uno a uno a los integrantes de la plana mayor del FMLN. "Comandancia general", repetían una y otra vez. "Bienvenida", respondía a coro el público.

Calor popular

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La comandancia general del FMLN, desde un día antes en El Salvador, y los jefes guerrilleros, recién llegados del monte, se habían dado cita en el corazón de la ciudad para festejar solemnemente pero rodeados de calor popular, la vuelta a casa y la última victoria: la consecución de la paz. Ni un policía, ni un militar, ni un provocador, ni un incidente. Alrededor de 50.000 personas, según cálculos estimativos, se habían concentrado en la plaza Cívica. No eran todas del FMLN, pero sí enarbolaban su bandera, agitaban sus pancartas o se identificaban con sus distintivos. "Bienvenida sea también la paz", gritaban algunos desde lejos.

Las primeras 24 horas de la comandancia general del FMLN en El Salvador han ofrecido unas veces ternura, como cuando la comandante Ana Guadalupe Martínez se escapó de sus tutores de la ONU y se refugió con su compañero en un rincón perdido del hotel Sheraton de San Salvador, y otras de emoción cuando, reclamados insistentemente por la gente, a más de un comandante se le ahogaron los ojos en lágrimas.

El cariño que se tiene al FMLN en El Salvador quedó patente el mismo sábado, el día D que los acuerdos de Nueva York fijaban como el inicio del fin de las hostilidades (del 1 de febrero al 31 de octubre), en el recibimiento dispensado por la ciudadanía a los cinco dirigentes de la insurgencia y a esos otros 30 comandantes que precipitadamente tuvieron que cambiar sus uniformes de campaña por indumentarias civiles que para algunos se habían convertido ya en recuerdo.

En la plaza Cívica estaban Shafick Handal y Joaquín Villalobos, el binomio que ha dirigido la estrategia de la paz por parte de la guerrilla; las comandantes Ana Guadalupe Martínez y María Marta Valladares, las dos líderes femeninas más vitoreadas y ovacionadas por sus compatriotas; Chano Guevara, máximo exponente del guerrillero terco y resistente, que hizo de Guazapa el bastión más importante de la guerrilla en el corazón del país; Francisco Mena Sandoval, aquel capitán del Ejército que un día decidió pasarse a las filas del FMLN; el comandante Jonás (Jorge Meléndez), hoy encargado de la seguridad de la comandancia general; Raúl Hércules, Salvador Sánchez Cenén -antes conocido como Lionel González-, Francisco Jovel, Eduardo Sancho -otrora Ferman Cienfuegos-, y tantos otros.

Fue el sábado un día agitado, pero agotado con ganas por todo. No se perdió un minuto, ni nadie intentó quebrar la gran fiesta del FMLN. Joaquín Villalobos, en medio de la euforia y la fiesta, trasladó el mensaje que a partir de ahora se convertirá en la bandera de esta guerrilla en proceso de reconversión política: "La transición requerirá mucha paciencia y tolerancia para educarnos en la cultura democrática y acabar con la cultura de la prepotencia y la confrontación. Debemos aprender a usar la palabra contra la palabra, y no balas o mordazas contra las ideas".

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