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Alemania pide una cumbre del G-7 para desbloquear la Ronda Uruguay

Expertos y responsables económicos de los países más desarrollados coincidieron ayer en calificar la situación actual como "la peor desde que concluyó la Segunda Guerra Mundial". Ésa fue al menos la conclusión que sacó el ex presidente del Bundesbank, Karl Otto Pöhl, de un debate en el que el ministro de Economía alemán, Juergen Moellemann, propuso la celebración de una cumbre extraordinaria de presidentes del Grupo de los Siete "para desbloquear la negociación de la Ronda Uruguay".

Destacadas personalidades de Estados Unidos, Japón, Canadá y Europa ofrecieron un panorama económico poco alentador y coincidieron en que la única forma de volver al crecimiento económico sostenido era avanzando en la liberalización comercial.El primer debate económico de la reunión del World Economic Forum de 1992, que se celebra en la ciudad suiza de Davos, no pudo ser más desalentador. Contagiados por los fracasos de las negociaciones de la Ronda Uruguay y por los últimos indicadores económicos, responsables políticos y expertos económicos no encontraron razones suficientes para augurar una rápida recuperación económica, aunque unos y otros anunciaron tímidamente la vuelta al crecimiento de forma moderada en los últimos meses del año. Todos coincidieron en que, si no se llega a un acuerdo rápido sobre el libre comercio en el seno del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio), la situación empeorará de forma inmediata.

Bajo el lema de "situación económica y perspectivas", representantes de Estados Unidos, Japón y Europa intentaron hacer previsiones a corto y medio plazo. Frente a cierto optimismo inicial de Wayne Angell, miembro del consejo de gobernadores de la Reserva Federal Estadounidense (FED), y de Tadao Chino, viceministro de Finanzas de Japón, el tono se fue tornando más pesimista con las intervenciones de Jacques Attali, presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo; Paul Volcker, ex presidente del FED; Juergen Moellemann, ministro de Economía de Alemania, y, sobre todo, Karl Otto Pöhl. El ex presidente del Banco Central alemán, que actuaba de moderador, fue sin duda el más provocador y negativo a la hora de enjuiciar la situación.

Pöhl explicó que nunca hasta ahora se había producido una crisis económica simultánea en los tres grandes bloques económicos y que "las perspectivas a corto plazo no pueden ser alentadoras, porque Estados Unidos está todavía en plena recesión, Japón ha mostrado una importante reducción de su crecimiento, y Europa ha podido mantenerse hasta ahora gracias a la aportación de Alemania, que ha actuado de locomotora, pero que ya no puede hacer más por tirar del resto de las economías". El ex presidente del Bundesbank llegó a decir que "nos encontramos en la peor situación política y económica desde la posguerra", aunque añadió que a medio plazo habría que ser optimistas.

El medio plazo fue fijado por Paul Volcker en el entorno de 1995. "Antes no se puede ser optimista", dijo, "porque tendrán que pasar tres o cuatro años en los que se continúe con políticas de estabilidad de precios, fomento del ahorro y reducción de déficit y desequilibrios básicos antes de poder afrontar un crecimiento sostenido". Attali añadió a este respecto que para conseguir esa recuperación hay que diseñar un nuevo modelo. "El principal desafío del 92", afirmó, "es construir una nueva arquitectura política y económica que contemple la entrada de los países del Este de Europa y excluya la dependencia de la industria militar".

Estas previsiones pesimistas eclipsaron las primeras intervenciones de los representantes de Estados Unidos y Japón.

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