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Los artífices del desarrollo espacial soviético protestan por sus bajos salarios

Los técnicos del centro de control espacial de Kaliningrado, situado en las afueras de Moscú, desarrollaron ayer una jornada de protesta para dar a conocer al mundo que personas capaces de poner la investigación espacial de la ex URSS en el lugar privilegiado en que se encuentra sólo cobran 600 rubios al mes (unas 500 pesetas), menos que un conductor del metro moscovita.

La protesta consistió en la colocación de carteles con textos como "el cosmos es nuestro orgullo y nuestro futuro" o "a trabajo cósmico, salarios cósmicos", y se hizo coincidir con una compleja maniobra controlada desde Kaliningrado: el ensamblaje de una nave portadora de suministros con la estación espacial Mir, tripulada desde hace seis meses por Alexandr Volkov y Serguéi Krikaliev. Esta acción reivindicativa, la primera que se desarrolla en toda la historia de la investigación espacial soviética, será seguida el próximo mes de actuaciones más contundentes si los salarios no suben.[Stella Bugrova, representante sindical del centro, declaró a Reuter: "Es una acción de advertencia. Todos somos patriotas y conocemos la importancia de nuestro trabajo. No haremos nada para poner en peligro las vidas o la seguridad de nuestra tripulación". Bugrova también aseguró que los cosmonautas apoyaban a los técnicos, y la televisión se hizo eco de este supuesto malestar.

Víctor Blagov, director adjunto del centro de control, reconoció que esta protesta es la primera en la historia del desarrollo espacial soviético, jalonado por triunfos como el primer satélite artificial, el Sputnik, y el primer vuelo tripulado, del coronel Yuri Gagarin.]

El programa espacial, una de las tareas que aborda la Comunidad de Estados Independientes (CEI) como conjunto, tiene asignados para este año 200 millones de rublos, una cifra que será gastada probablemente en sólo tres meses. Su aumento debe ser decidido por los Estados de la CEI, fundamentalmente las enfrentadas Rusia y Ucrania, que han estado aportando el 90% del total a un programa básico como es el de la Mir.

El diario Moskovski Komsomolest recordaba hace unos días que un cosmonauta percibe 15.000 rublos (unas 13.000 pesetas) después de permanecer seis meses en la estación orbital, y que un héroe nacional como Musa Manarov, que pasó 18 meses en la Mir y tiene la marca mundial de permanencia en el espacio, cobra 660 rublos al mes. Estas cantidades convierten en irrelevantes los privilegios que obtienen los cosmonautas al regresar a la Tierra: un buen coche un buen piso y una dacha.

La nave de carga Progress 11 se acopló ayer sin novedad con la estación Mir.

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