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Entrevista:

"No tenemos un modelo clásico, sino una revolución"

, Pregunta. Presidente Walesa, siendo usted obrero de un astillero creó el primer sindicato en campo socialista, y como portavoz del pueblo, acabó con los comunistas. Ahora es usted el jefe del Estado, en el castillo Belvedere...

Respuesta. Y en medio de todo ello, ayudé a derribar el muro de Berlín. Al menos fui el primero en decir que seríamos testigos de su caída. En aquel momento nadie me creyó.

P. ¿En qué papel se siente usted más a gusto?

R. No se puede hablar realmente de sentirse más a gusto. Hasta ahora siempre hemos estado derribando cosas. Ahora debemos recoger los frutos de nuestra revolución. Todavía reina un gran desorden que debemos eliminar. Quiero evitar que la gente llegue alguna vez a maldecir esta revolución.

P. Ahora quiere usted llevar a Polonia a una democracia en funcionamiento y una economía de mercado, y defender la soberanía de su tierra. ¿Dónde radican los mayores riesgos?

R. Nuestro mayor problema tras la revolución es con la antigua Unión Soviética. Ahí hay muchos peligros al acecho y me asustan. Políticamente, las cosas van mucho mejor. Hemos ganado nuestra libertad. Pero la economía es otra historia. La situación social debe mejorar. Por eso emprendimos esta revolución.

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P. En ese sentido, Polonia fue la precursora entre los Estados socialistas. Pero parece que la han dejado atrás. La gente está desanimada, el Parlamento dividido y el Gobierno se está tambaleando. ¿Qué hizo usted mal?

R. La democracia precisa tiempo para desarrollarse. Mucha gente cree que cuando se empieza a construir un sistema democrático todo tiene que ser perfecto de inmediato. Lo que ocurre en Polonia es malo si se contempla desde la perspectiva de una democracia madura. Pero si se hace desde la de una democracia joven, con toda certeza es aceptable. Tras el largo periodo de comunismo la gente carece de confianza en los políticos. Pero en Polonia, todo se está moviendo en la dirección correcta.

Derrotas políticas

P. Antes de las elecciones usted propuso una reforma constitucional que hubiera dado más poder al Gobierno sobre el Parlamento. Pero con 29 partidos en el Parlamento tiene usted el camino bloqueado.R. Si estuviéramos hablando de un partido de fútbol, obviamente habría perdido. Pero sé que tenía razón. Y sé que mi propuesta fue importante para el desarrollo polaco: dejé bien claro que es necesario que el Gobierno tenga más autoridad.

P. En las últimas semanas ha sufrido varias derrotas políticas, como la formación de un Gobierno de centro-derecha con Jan Olszewski como primer ministro. ¿Ha perdido las garras el león?

R. No, el Gobierno no se hubiera formado si yo no les hubiera ayudado. Lo que pasa es que no difundí el hecho.

P. Pero no es que usted deseara este Gobierno exactamente.

R. Admito que eso es lo que parecía, pero no es cierto. Simplemente luché por conseguir una base más amplia para este Gobierno a fin de fortalecerlo. Establecí una vía para la reforma constitucional, y luego me retiré. Ahora el Gobierno tiene que ponerse a trabajar. Yo provoco, fastidio, aliento... Es para lo que estoy ahí. Todo esto puede parecer mal en un modelo democrático clásico, pero aquí no tenemos un modelo clásico, tenemos una revolución.

P. Usted desea más autoridad para sí mismo, como si estuviera apuntando hacia una dictadura presidencial.

R. Exigí más autoridad no sólo para el presidente, sino también para el primer ministro, de forma que las decisiones importantes pudieran tomarse más rápidamente. En esta fase, una dictadura presidencial no estaría tan mal del todo. ¿Pero cómo podría conciliarse esto con la democracia? Todavía no sabemos qué modelo resultará ser el mejor para Polonia. Todavía estamos en una fase de construcción. El presidente todavía tiene mucho que hacer.

P. El presidente está a favor, por ejemplo, de una liberalización radical de la economía. Pero el pueblo no está de acuerdo a juzgar por las últimas elecciones.

R. No es cierto. Estoy a favor de una reforma mejor y más inteligente. En cuanto a lo que significan los resultados de las elecciones, se puede discutir en ambos sentidos.

P. El nuevo Gobierno parece más interesado en rescatar las empresas estatales que en fomentar la privatización.

R. Eso no me preocupa. Deberían velar silenciosamente por las viejas empresas estatales.

P. Polonia está padeciendo un elevado índice de inflación y un desempleo en aumento. Los obreros van a la huelga en protesta por las subidas de la electricidad y del gas. ¿No está preocupado por el malestar social?

R. Aquí, dado que la gente no tiene un tío rico en Occidente, están protestando no contra las reformas, sino a favor de una promulgación mejor y más rápida. Existe la inflación porque mi programa no se llevó a cabo. El malestar debería encauzarse en direcciones creativas.

P. ¿Qué problemas supone para Varsovia el derrumbamiento de la Unión Soviética?

R. Yugoslavia fue una advertencia para nosotros. Es por eso por lo que he estado luchando por la rápida integración de Checoslovaquia, Hungría y Polonia. Si no nos preparamos bien podría haber millones de refugiados procedentes de allí.

P. ¿Y qué puede hacer usted?

R. Les podríamos prestar una guardia de honor y enviarlos a Alemania. ¿Tenemos otra solución? Si los chinos empezaran también a moverse, y llegarán a ello, tendríamos un verdadero problema. He estado solicitando un estacionamiento permanente de tropas de las Naciones Unidas en Europa a fin de mantener la situación bajo control.

Enterrar el pasado

P. ¿Qué debería hacerse en Polonia con los antiguos dirigentes políticos?

R. Antes de que existiera Solidaridad, cada persona tenía que enfrentarse en solitario al gigantesco aparato, y muchos de aquellos que se le resistieron están hoy bajo tierra. Debemos sacar conclusiones de la responsabilidad, política y, en cualquier caso, los traidores no deberían ser autorizados a volver a ocupar cargos o tener poder. Pero deberíamos dejar a los duendes en paz.

P.¿Deberían ser juzgados los responsables del estado de sitio, como el general Jaruzelski?

R. Todavía quedan unas cuantas cosas por aclarar. Existe la teoría de que el general nos libró de una intervención soviética. Los abogados e historiadores del Estado son quienes deben decidir esto. No deberíamos cometer el error de buscar los culpables del pasado a fin de distraer la atención de nuestros propios errores y las dificultades del presente.

Andrzei Rybak Friqof Meyer y Andreas Lorenz realizaron esta entrevista.

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