Madrid Cultural en una sala casi vacía
Orquesta Sinfónica de Euzkadi
Director: A. Tamayo. Obras de Bartok, Bernaola y Mussorgski-Ravel. Auditorio Nacional, 22 de enero.
Una nueva serie de Madrid, capital de la cultura, se inició anteanoche con la actuación de la Sinfónica de Euzkadi, bajo la dirección de Arturo Tamayo Ballesteros (Madrid, 1946). Se trata de presentar a las principales orquestas españolas en un momento en el que, de una manera u otra, resurgen, nacen o se multiplican.Conocemos y hemos escrito detenidamente sobre esta formación vasca, y bueno será advertir que su actuación en Madrid quedó por debajo de su propio historial. Quizá el desánimo de ver una sala apenas poblada por unos cuantos infatigables (alrededor de 300 personas en una sala con capacidad para 2.280); quizá otras razones, lo cierto es que ni la Música para celesta, percusión y cuerda, de Bartok, ni los Cuadros de una exposición, de Mussorgski-Ravel, quedarán en nuestro recuerdo, incluida la visión que de tales partituras tiene Tamayo, tan tocada de superficialidad como caprichosa en los tiempos (el Paseo de los Cuadros fue una carrera en pelo).
Antes pudimos aplaudir una versión clara de las Variaciones concertantes (Espacios variados número 2), de Carmelo Bernaola, con las que fue sustituido el anunciado estreno de una partitura nueva, que, según el compositor, está ya entregada. Si con la ausencia, siempre representativa de que "algo falla", el concierto de los sinfónicos de Euzkadi perdió algo de interés, quedó compensado con el reencuentro de una página tan plena de belleza como las Variaciones, escritas, por otra parte, por encargo de, la sinfónica visitante. En estos espacios encontramos a Bernaola en estado puro y en el momento maduro de su creación, ese que hace que todos lo tengamos por un auténtico maestro.
Babelia
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