Sin Marlon Brando y bajo cero
El actor 'plantó' a admiradores y periodistas que le esperaban ante el alcázar de Segovia
Inés Prados, estudiante de Imagen de 19 años, viajó ayer en tren desde Madrid a Segovia para intentar conseguir un autógrafo de su gran ídolo cinematográfico, el actor Marlon Brando, de 68 años, que se encuentra en España para encarnar al inquisidor Tomás Torquemada en la superproducción Cristóbal Colón: el descubrimiento, producida por Bya y Alexander Salkind y dirigida por John Glenn. Tanto la estudiante como otros grupos de admiradores, curiosos e informadores que fueron ayer a Segovia tuvieron que volver a casa decepcionados. Brando no llegó.
La guardia de quienes esperaban al mítico actor norteamericano duró más de 10 horas ante la verja de la entrada principal del alcázar segoviano. Mientras tanto, la nieve arreciaba y la temperatura era de varios grados bajo cero. La temperatura sólo se caldeó cuando Tom Selleck se asomó a saludar, pasadas las cinco de la tarde, vestido de rey Fernando. Algunos periodistas le confundieron con uno de los guardias que agredió a un fotógrafo perseguidor de Brando el pasado miércoles y los insultos se mezclaron con los disparos de las cámaras mientras el actor ponía cara de no entender nada.El rígido mutismo y la técnica del despiste que está poniendo en práctica el equipo de producción del filme, apoyado en un buen número de guardas de seguridad, sigue provocando que cada vez haya más confusión en torno a la filmación de esta producción de los Salkind, que cuenta con un presupuesto próximo a los 4.500 millones de pesetas.
Brando, con su hábito de inquisidor, comienza a ser una buena presa de caza fotográfica, hasta el punto de que la productora baraja la posibilidad de reforzar la escolta personal del actor a causa de la persecución a que está siendo sometido en cuanto sale de su suite del hotel Palace de Madrid.
Las salas de Reyes y del Trono del alcázar de Segovia fueron los escenarios utilizados ayer con la presencia, según personas que pudieron acceder al recinto, del actor Tom Selleck, que desempeña el papel del rey Fernando, y de la actriz Raquel Ward, que encarna a la reina Isabel. La escena representa el encuentro que los Reyes Católicos tuvieron con Colón en el medieval alcázar segoviano antes de que el descubridor emprendiera viaje hacia América.
Los equipos de la película comenzaron a llegar al alcázar a las seis de la mañana de ayer, cuando los termómetros marcaban siete grados bajo cero. Inmediatamente, las verjas de acceso a la fortaleza quedaron escoltadas por media docena de guardas de seguridad, ignorantes, según ellos, de todo lo que ocurría dentro y también de lo que pasará hoy. Lo único que se les escuchó decir a lo largo del día es que iban a solicitar mejoras salariales por el frío que estaban pasando.
Pese a que los responsables del alcázar -un patronato integrado por personal civil y militar de la Academia de Artillería, que cobra por cada día de rodaje 350.000 pesetas, de acuerdo con la versión oficial- habían anunciado que este monumento no se cerraría a los turistas durante el rodaje de la película, la realidad fue todo lo contrario. Testigos de ello fueron varios grupos de visitantes, entre ellos tres turistas japoneses que llegaron en un taxi desde Madrid y que al final sólo se hubieran conformado con una fotografía de Marlon Brando. Pero el Mercedes negro del actor no apareció ayer en el alcázar segoviano.
Alumnos de COU de un instituto de la capital segoviana, cansados de esperar inútilmente, se marcharon aburridos, añorando la accesibilidad de actores españoles como Antonio Ozores y, despreciando la inalcazable figura de Marlon Brando, que cobra por su trabajo en este filme 500 millones de pesetas, desorbitada cifra que ha desequilibrado el presupuesto de la productora hasta el punto de que le es imposible contratar extras o figurantes de la localidad y se conforma con trasladar en autocar desde Madrid a una docena de extras con el traje a medida.
Por la tarde, mientras el cielo amenazaba nieve, los vecinos de la zona, apiadados de quienes se encontraban en paciente espera ante las verjas de la fortaleza, les ofrecieron caldo y bocadillos. Mientras tanto, la estudiante de Imagen pensaba en volver hoy al rodaje para intentar conseguir el ansiado autógrafo de Brando.
Babelia
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