El Parlamento Europeo vincula la ayuda de la CE a Marruecos al respeto de los derechos humanos
El Parlamento Europeo ha impuesto condiciones a la nueva política mediterránea de la Comunidad Europea (CE), que contempla un aumento del 40% en las ayudas financieras a los países del norte de África e Israel para el periodo 1992-1996. En los casos concretos de Marruecos y Siria, los protocolos financieros fueron rechazados y devueltos para su renegociación. Los demás fueron aprobados, pero el de Argelia quedará en suspenso a la espera de la evolución democrática. El rechazo del paquete marroquí -"porque este país no respeta los derechos humanos ni el Plan de Paz en el Sáhara Occidental"- ha provocado la iras de Rabat, que acusa a los europarlamentarios de ignorancia y de injerencia indebida.Los nuevos protocolos propuestos por la Comisión Europea han sido aprobados ya por el Consejo de Ministros de la CE, pero necesitan el visto bueno de la mayoría absoluta de los eurodiputados (260). La resolución aprobada la pasada semana impone condiciones democráticas para todos, pero de los cuatro protocolos contestados sólo quedaron rechazados por un número insuficiente de votos los de Marruecos y Siria.
La nueva política mediterránea de la CE fue presentada por los Doce como factor de equilibrio de la apertura hacia el Este y reflejo de que el Mediterráneo es también un área política, demográfica y económicamente prioritaría para el conjunto de la CE.
Los protocolos sometidos a debate recogen las ayudas a Egipto, Argelia, Marruecos, Túnez, Jordania, Líbano, Siria e Israel. En total se trata de 2.075 millones de ecus (270.000 millones de pesetas), de los que la mayor parte son préstamos, y sólo 91.000 millones, subvenciones. Con excepción de Libia, el cuadro de ayudas comunitarias cubre a los países del Magreb e Israel. La política mediterránea incluye, sin embargo, a Turquía, cuyo protocolo está vetado por Grecia, y a Yugoslavia, que ha visto la cooperación comunitaria suspendida a causa de la guerra civil.
La inoportunidad de oponerse a los protocolos financieros fue señalada por representantes de la Comisión Europea por "el riesgo de un frente de oposición Norte-Sur en un momento delicado". Los problemas de la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo, la hipersensibilidad islámica y la presión inmigratoria sobre la CE están en juego.
La denuncia parlamentaria se basó en la ausencia de cláusulas democráticas que condicionen la entrega de dinero al respeto de los derechos humanos y al cumplimiento de acuerdos internacionales. Israel, por su acción en los territorios ocupados, y Siria y Marruecos, por el problema del Sáhara, fueron los paises más criticados. Con respecto a Argelia, la demanda es un plazo de espera hasta que la actual situación política se clarifique.
El ministro marroquí de Exteriores, Abdelatif Filali, ha replicado que los europarlamentarios "son ignorantes en todo lo que respecta al asunto del Sáhara Occidental, porque si hubieran echado sólo un vistazo al último informe de Javier Pérez de Cuéllar sobre el proceso de paz del Sáhara hubieran visto que Marruecos no, crea ningún obstáculo a este plan", informa Efe. "Este voto anula la colaboración europea con el Magreb como conjunto", según Filali, para quien "esta injerencia en los asuntos internos es un atentado a la dignidad de los pueblos".
Los distintos medios de comunicación marroquíes han sido más virulentos que el ministro. El comunista Al Bayan califica la actitud de Estrasburgo de neocolonialista, idea con la que también jugó Filali, y apunta que "las negociaciones para la renovación de acuerdos de pesca con la CE serán una ocasión de cambiar esta actitud".
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