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Los dos ministros, ultranacionalistas están a punto de dejar el Gobierno israelí

Los dos ministros ultranacionalistas Rehavam Zeevi y Yuval Neeman abandonarán el domingo el Gobierno israelí. Zeevi hizo pública su decisión anoche y Neeman podría anunciarlo hoy. Los seis diputados de sus respectivos partidos, Tehiya y Moledeth, pasarán a la oposición, e Isaac Shamir perderá así su mayoría parlamentaria.

Frente a esta situación, Shamir tiene cuatro opciones. La primera es presentar simplemente su renuncia. La segunda es llegar a un acuerdo con los laboristas para disolver el Parlamento y convocar elecciones para mayo o junio. La tercera es seguir gobernando en minoría, con la esperanza de que los ultranacionalistas no se coaligarán con la izquierda para hacer caer al Likud, el partido de Shamir.

La última opción sería la de llegar a un acuerdo con los laboristas para proseguir las conversaciones de paz. Esta posibilidad, sin embargo, ya ha sido descartada por el actual primer ministro. Shamir no va a dejar en manos de Simón Peres (el líder laborista) la espada de Damocles de la renuncia que tenían hasta ahora los ultranacionalistas, se asevera en los círculos del Likud.

Lo cierto es que ya han empezado las negociaciones entre los dos grandes partidos para determinar la fecha de las elecciones anticipadas, ya que Shamir necesita los votos de los laboristas para poder disolver el Parlamento. Peres, sin embargo, es reticente. Aunque desea la consulta, no quiere dar a los electores la impresión de haber llegado a un acuerdo previo con el Likud. Prefiere, por tanto, que el Gobierno caiga antes de hablar de elecciones.

Fin de la tercera ronda

Por otra parte, ayer acabó en Washington la tercera ronda de las negociaciones de paz. Una vez que el secretario de Estado norteamericano, James Baker, consiguió atemperar los ánimos, israelíes y palestinos se reunieron sin más ambición que determinar el lugar y la fecha de las próximas conversaciones.Sólo fue posible acordar la fecha: el 10 de febrero, pero no el lugar. Israel sostiene que la cuarta ronda de negociaciones bilaterales debe celebrarse en Oriente Próximo o lo más cerca posible de esa región. Los árabes quieren seguir en Washington. Baker les sugirió que, si no llegan a un acuerdo, dejen que EE UU señale el punto de reunión, probablemente, Washington de nuevo.

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La intervención personal de Baker ayudó a evitar una ruptura, pero no hizo milagros. Los árabes están muy satisfechos con el papel de Washington, pero Israel quiere que el Gobierno norteamericano se desentienda de la negociación cuanto antes.

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