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LOS CONFLICTOS DEL TRANSPORTE

Miles de personas esperaron inútilmente el autobús

Miles de madrileños esperaron ayer en vano los autobuses en todos los puntos de Madrid. La rutina o la falta de información -o lo sorpresivo de la convocatoria- llevó a los ciudadanos a las paradas de la EMT, cuyos trabajadores ejecutaron una huelga total. Ni un solo autobús circuló ayer en Madrid. Hoy se reanuda el servicio.A las 8.30, nutridos grupos de viajeros esperaban en las 10 paradas de la plaza de Castilla. Un hombre de mediana edad no reparaba en la información del periódico sobre la huelga, Pese a estar embebido en su lectura mientras aguardaba con su hija la llegada de "el 27" (plaza de Castilla-glorieta de Embajadores). "No tenía ni idea de lo de la huelga; ahora estaba enfrascado leyendo la noticia del nuevo ministro de Sanidad", afirmaba. Acto seguido se fue a pie a su destino.

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En el barrio de San Fermín (Usera), los vecinos aseguraban estar enterados de la huelga des de el fin de semana. "A ver, si aquí no tenemos metro ni estación de tren, ¡como para no saber que hoy no circulan los autobuses!", exclamaba una señora. "Muchos han ido andando hasta la glorieta de Legazpi [un trayecto de una media hora a buen paso]; total, hasta hace 12 años lo hemos tenido que hacer por que no teníamos camionetas", explicaba el dueño de un quiosco de chucherías.

La compañía Renfe calcula que ayer utilizó los trenes de cercanías un 15% más de los 400.000 viajeros que lo hacen a diario por término medio. La afluencia fue mayor en las estaciones intermedias de los barrios adonde no llega el metro: Vicálvaro, Villaverde Bajo, Puente Alcocer (Villaverde Alto), Santa Eugenia, Vallecas o Laguna. Renfe no habilitó ningún servicio especial: "El incremento de viajeros se absorbió sin dificultad", aseguró un portavoz de la empresa.

Resignación

En Atocha, entre las ocho y las 8.30 no cesaban de salir viajeros de la terminal de Cercanías, que se iban rutinariamente a la parada de ocho líneas que se dirigen, entre otros destinos, hacia Vallecas, Diego de León o Moratalaz. Un jefe de seguridad de Prosegur, llegado de Ciempozuelos, esperaba en vano un autobús para ir a Conde de Casal. Se quejaba de la falta de información sobre la huelga, aunque terminó diciendo que daba igual, en una de esas charlas donde surge la frase: "En Madrid estamos acostumbrados a todo".Mien.tras, una señora que acababa de dejar el tren desde Coslada, con su niño cubierto con una bufanda hasta las orejas, estaba pendiente de la línea Circular para ir a la consulta del hospital del Niño Jesús. Resignada, se fue al metro. Un objetor de conciencia, que venía de Alcorcón, se dispuso a caminar hasta la Asociación Española de Servicios a Disminuidos Psíquicos (Ande), donde presta el servicio social sustitutorio.

Bajo los arcos de la plaza de la Moncloa, a las 9.15, centenares de estudiantes esperaban el autobús para ir a la facultad. "¿Seguro que no hay autobús?", decía un estudiante de filología, que al saberlo no tuvo dudas en tomarse el día libre. Muchos universitarios pensaron que hacer novillos era lo más indicado.

Otros se iban en metro, pese al largo trayecto para trasbordar de la línea 3 a la 6. Ante la sugerencia de ir a pie (20 minutos hasta Filosofía) la respuesta era unánime: "No me apetece y hace frío". Algún incrédulo afirmaban que iba a esperar: "Por si acaso, me quedo aquí otro cuarto de hora", decía un alumno de Ciencias de la Información. Ni siquiera se fiaba de unos conductores de la EMT que voceaban: "No hay un autobús en todo Madrid, la huelga es total".

En la plaza de Castilla y Atocha los viajeros despistados se fueron a coger el metro, salvo algunos que se ponían de acuerdo para tomar un taxi. La compañía del metropolitano reforzó las líneas durante todo el día para suplir la falta de autobuses.

Bloqueada la entrada

Si en las últimas huelgas de autobuses el tráfico resultó beneficiado, ayer no sucedió así. Fue el día con más tráfico desde el día 7, cuándo empezaron las rebajas, afirmó la Policía Municipal.El tapón se formó en las entradas de todas las carreteras. En la de La Coruña, los vehículos estuvieron atrapados en una atasco de 14 kilómetros; en la entrada por la carretera de Extremadura las colas llegaban a Alcorcón; en la de Toledo, hasta el kilómetro 10, y en la de Barcelona, desde Barajas.

La vuelta a casa fue la segunda penitencia: "Aunque parezca de Perogrullo, los, que han entrado tienen que salir", decía un funcionario municipal, que anunciaba retenciones a las siete de la tarde en todas las salidas.

Mientras estaba bloqueada la entrada a Madrid, en vías como las calles de Velázquez, Serrano, Doctor Esquerdo o Francisco Silvela, entre otras, los conductores podían meter la cuarta velocidad al disponer a sus anchas del carril-bus.

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