_
_
_
_
_

La CE reconoce en bloque a Croacia y Eslovenia

"La Comunidad y sus Estados miembros han decidido proceder al reconocimiento de Eslovenia y Croacia", anunció ayer la presidencia portuguesa de la Comunidad Europea (CE) desde la capital belga. El Gobierno alemán consiguió que la Europa comunitaria le siguiera en el reconocimiento diplomático de las dos repúblicas secesionistas yugoslavas. "Teníamos razón", dijo en Bonn el ministro de Exteriores alemán, Hans-Dietrich Genscher, mientras un enviado suyo firmaba sendos acuerdos en Liubliana y Zagreb, y los consulados alemanes en estas capitales se convertían en embajadas.

Más información
Pacifistas españoles califican de parcial la posición de la CE
Alemania se presenta en Zagreb como la potencia protectora de Croacia
Satisfacción sin euforia en Eslovenia
"España estuvo en el frente de la prudencia", según Fernández Ordóñez

"Llevamos meses diciendo que se produciría un cambio en las mentes, especialmente en las de los líderes del Ejército federal yugoslavo, si países extranjeros decidían reconocer las república que desean ser independientes", añadió Genscher, atribuyéndose el mérito de que al reconocer a las dos repúblicas poco antes de Navidad haya sido posible que se mantenga en pie el decimoquinto alto el fuego pactado en la guerra civil yugoslava, lo que, a su vez, ha propiciado la llegada de las tropas de pacificación de las Naciones Unidas.El enviado especial de Bonn, Klaus-Peter Kleiber, viajó primero a Liubliana, y posteriormente, a Zagreb, donde firmó sendos acuerdos bilaterales. El simple procedimiento de cambiar las placas que lucían en las puertas de los consulados alemanes en estas ciudades los convirtió en embajadas. No sucedió lo mismo en Bonn, donde los representantes croata y esloveno siguen buscando un local donde instalarse.

Respeto a la minoría serbia

Aunque a primera hora de la mañana aún existían dudas sobre la unidad de los Doce en el tema, especialmente en lo que se refiere a Croacia, cuyo respeto a las minorías no salía muy bien parado en el informe de la Comisión de Arbitraje de la CE, conforme avanzaba el día la situación fue cambiando.

Primero fue Londres, que, citando "garantías del Gobierno de Zagreb sobre el respeto a las minorías serbias", anunciaba su reconocimiento. Otro tanto hicieron Bélgica y Dinamarca. Poco después apareció la nota colectiva de la CE.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Francia, sin embargo, si bien se sumó a la decisión comunitaria, quiso dejar claro que, al igual que el Reino Unido, no abrirá una embajada en Zagreb hasta que Croacia haya satisfecho "ciertas condiciones mínimas relativas al respeto de las minorías existentes en su suelo".

Así lo anunció el portavoz del Gobierno, francés y ministro de Cultura, Jack Lang, informa Javier Valenzuela. París, añadió Lang, se solidariza con sus socios de la CE en el reconocimiento colectivo de la independencia de Eslovenia y Croacia. "En cuanto a que el compromiso formal del presidente croata de respetar el estatuto de las minorías, en particular la serbia, pueda ser efectivo, Francia establecerá plenas relaciones diplomáticas con ese país", aseguró Lang.

Para justificar la actitud francesa, el portavoz gubernamental citó el informe de la Comisión de Arbitraje, presidida por el francés Robert Badinter, que ha afirmado que Croacia "debe completar su ley constitucional" para satisfacer todas las condiciones de la CE.

Una decisión similar fue la tomada por Holanda, cuyo Gobierno indicó que, si bien no había problemas con Eslovenia, en el caso de Zagreb se mantenía "a la espera de que Croacia cumpla todos los requisitos necesarios para la protección de las minorías serbias". Formalmente, la decisión debe tomarla el Consejo del Reino, cuya próxima convocatoria tendrá lugar el día 24 de este mes, informa Isabel Ferrer. Fuera de la CE, la primera en reconocer a las dos repúblicas fue la vecina Austria, a la que siguieron Finlandia y Suiza.

La CE, sin embargo, dejó aparcada la petición de las otras dos repúblicas secesionistas, Bosnia-Herzegovina y Macedonia. Si en el caso de la primera el informe Badinter ya lo desaconsejaba, no ponía objeciones para la segunda. Pero la presión de Grecia, que insiste en que Macedonia debe cambiar su nombre para no coincidir con el de una de sus regiones, y que atribuye deseos expansionistas a la república yugoslava, consiguió paralizar el reconocimiento. El primer ministro griego, Konstantin Mitsotakis, se presentó casi de improviso el martes en Borin, tras enterarse de la visita efectuada el día anterior por su homólogo búlgaro, Stejan Ganev, y especialmente del contenido de la conferencia que este último pronunció en la Fundación Adenauer. Bulgaria, dijo Ganev, reconocerá, además de a Croacia y Eslovenia, a Bosnia y Macedonia, y a esta última, con su propio nombre. Bonn, aseguran fuentes diplomáticas, se comprometió entonces a bloquear temporalmente el reconocimiento. Como así ha sido.

El papel de Alemania en este episodio pone de nuevo en evidencia la asunción de su papel de gran potencia, especialmente en lo que se refiere al Este de Europa. Incluso en el reconocimiento del Vaticano a Croacia y Eslovenia, que se produjo el pasado lunes, hay suficientes elementos como para pensar que Bonn ejerció su influencia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_