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Polémica en el Consorcio de Realojamiento por el despido de tres trabajadores

Las cosas están al rojo vivo en el Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada. El 31 de diciembre, el gerente del Consorcio, José Luis Gómez, despidió a tres trabajadores "por falta de disciplina". En una asamblea celebrada ayer, 66 de los 92 empleados de esta entidad decidieron no emprender ninguna acción de protesta. Sin embargo, las rescisiones de contratos han creado gran malestar.

El conflicto ha estallado con el despido de dos trabajadores sociales de La Celsa y el coordinador de obras del Consorcio, pero existía un descontento larvado desde que el llamado conflicto de Villaverde -la oposición vecinal al realojamiento de familias chabolistas gitanas del poblado marginal de Los Focos- puso en jaque el programa de asentamientos.En la votación de ayer los trabajadores del Consorcio decidieron, con 29 votos a favor y 36 en contra, no convocar por ahora medidas de presión. Los ánimos, sin embargo, no se han calmado. De hecho, en el mismo comité de empresa, formado por cinco representantes, existen dos tendencias.

Un sector, integrado por dos miembros del comité y los 36 trabajadores que votaron en contra de las movilizaciones, cree que éstas no harían sino perjudicar aún más la situación del Consorcio, ya de por sí bastante delicada. Creen que lo principal es empezar a negociar un convenio que establezca unos baremos para definir cuando una falta laboral puede ser causa de despido.

Para el otro sector, integrado por tres miembros del comité y los 29 trabajadores partidarios de realizar movilizaciones, los despidos son una represalia. Según la versión de este último grupo, "[la gerencia] pretende castigar a los empleados que el 31 de octubre cortaron la M-40 en protesta por las concesiones del presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, a los vecinos de Villaverde. Leguina prometió que ninguna familia de Los Focos sería realojada en el poblado de Los Molinos.

El citado corte de carreteras fue encabezado por la número dos del Consorcio, Rosa Molina, y en él participaron, además de los tres trabajadores expulsados, cerca de 300 gitanos, coordinadores y asistentes sociales de varios poblados chabolistas.

Los despidos han dejado en precario la Unidad de Trabajo Social de La Celsa. De las cinco personas destinadas a este campamento chabolista sólo quedan dos: en noviembre fue también rescindido el contrato del coordinador.

Cubrir las tres plazas vacantes no parece tarea fácil ya que este asentamiento es considerado el más duro de todos los que atiende el Consorcio.

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