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"Ya sale, ya sale"

El jefe del Estado, que abandonó la clínica, dedicará cinco horas diarias a rehabilitación

"¡Ya sale, ya sale!", comentaban excitados el personal sanitario y los enfermos en bata apiñados en el vestíbulo de la clínica Puerta de Hierro. A las cuatro menos veinte de la tarde de ayer, el Rey abandonó la habitación en la que ha esta do nueve días. Un vendaje de fibra de vidrio protegía la pierna operada. Apoyado en muletas -había practicado antes en las escaleras del centro- y flanqueado, por doña Sofía, se despidió de quienes le han atendido y charló animado con los periodistas. Ahora dedicará cinco horas diarias a rehabilitación, asistido por la fisioterapeuta Paquita. El Rey, que tardará tres meses en apoyar la pierna, recibió luego al presidente del Gobierno.

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El revuelo comenzó a las dos de la tarde. Personal sanitario, enfermos y visitas merodeaban por el vestíbulo de la madrileña clínica Puerta de Hierro. El Rey, paciente de excepción en la Seguridad Social desde el pasado 30 de diciembre, iba a abandonar la habitación 1130. Los escoltas tomaban posiciones. Poco después de las dos y cuarto, protegieron el pasillo de la primera planta con dos mamparas. Don Juan Carlos, en silla de ruedas, se disponía a ejercitarse en la tarea de bajar escaleras con muletas. Le acompañaban los médicos y el jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo.La Reina llegó una hora después a la habitación. Los enfermos que compartían pasillo con el monarca -sólo se han dejado libres por motivos de seguridad las cuatro habitaciones más próximas- se apostaron en el quicio de las puertas. A las 15.40 de la tarde, don Juan Carlos y doña Sofía salieron al vestíbulo, donde escucharon numerosos "vivas". El Rey avanzaba lentamente, apoyado en dos muletas. Llevaba la pierna derecha protegida por un vendaje rígido de fibra de vidrio, abierto por los laterales.

Con férula

Tras descender las escaleras para llegar al coche Mercedes que le aguardaba, el Rey se despidió de los médicos que le han atendido, posó para los fotógrafos y charló con los periodistas. A las 15.50, con cierta dificultad, se subió al automóvil de espaldas. Cuando acomodó las piernas, entró la Reina. El asistente militar recogió las muletas. La comitiva se dirigió al palacio de la Zarzuela.

Don Juan Carlos deberá llevar continuamente la férula que le inmoviliza la pierna, excepto para hacer los ejercicios de rehabilitación. Para esta tarea contará con la ayuda de una fisioterapeuta del centro, Paquita, que se desplazará a diario a la residencia de la familia real.

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El cirujano que le operó la lesión en la rodilla derecha, Guillermo Fernández Díez de Miguel, supervisará la evolución del paciente. "El Rey ya ha empezado la rehabilitación, pero deberá dedicar unas tres horas por la mañana y dos por la tarde a hacer ejercicios", explicó el traumatólogo. Parte debe realizarlos con una máquina. "La recuperación es lenta, pero quedará perfectamente. No tiene por qué retirarse del esquí. En cuatro meses, podrá hacer deporte", aseguró.

Según el traumatólogo, don Juan Carlos tendrá "una pequeña cojera al principio". Apenas tiene dolores y ya dobla 90 grados la rodilla derecha, operada a consecuencia de la caída que sufrió el 28 de diciembre al ser arrollado por un esquiador en Baqueira Beret. En la intervención, se le han aproximado los fragmentos separados de la rodilla con una placa de acero, adherida al hueso con tornillos.

El Rey retornó pronto sus obligaciones. A las seis de la tarde recibió al presidente del Gobierno, Felipe González. Celebraron el despacho habitual de los martes. Para entonces, los médicos del Puerta de Hierro sentían "alivio y satisfácción". Todo había ido bien con un enfermo "excelente". Los médicos saben que el monarca no va a abandonar sus obligaciones oficiales, si bien la rehabilitación le obligará a recortar el tiempo de trabajo.

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