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Entrevista:LA URSS SE DESINTEGRA

"Hemos destruido sin construir"

Mijaíl Gorbachov afirma que ha dejado el cargo de presidente de la URSS, pero permanecerá en la política. No siente apego al poder, aunque añade que tiene grandes proyectos y que concentrará toda su actividad en Rusia. "Mis deseos son poder reflexionar y compartir con otros el fruto de mi experiencia". En torno a sus relaciones con Borís Yeltsin, el presidente ruso, afirma que hay una cierta exageración en lo que se dice del enfrentamiento entre ambos. 'Los dos fuimos testigos de la agonía de una sociedad que se venía abajo".Pregunta. Nuestra primera pregunta es muy fácil: ¿cómo se siente esta mañana?

Respuesta. Cuando se ha tomado una decisión ya no se piensa más en ella. Lo mismo me sucedió en 1985, cuando decidí empezar. Hoy es lo mismo. Es una decisión lógica y, además, ni siquiera inesperada. Ya lo había anunciado: si el proceso de reforma de nuestro Estado multinacional superaba el umbral de la disgregación de la URSS, ya no habría lugar para mí. Ahora empieza otra vida. La vida no me ha mimado, por eso no me asusto. He probado de todo. Quizá ahora se inicia para mí una fase de reflexión, de la que tengo especial necesidad.

"Medí mis palabras"

P. Usted ha afirmado en la televisión que deja su cargo con inquietud y esperanza. ¿Qué quería decir?

R. He medido las palabras. Hablo de alarma porque no quisiera que el proceso de formación de los Estados independientes, es decir, la desintegración del país, pueda apartarnos del terreno democrático. Sería terrible para todos nosotros y para lo que hemos hecho hasta ahora. Tantos esfuerzos para doblegar al monstruo totalitario, para dar oxígeno a un nuevo organismo, para que pudiera ponerse en marcha y superar los obstáculos... Y justo en ese momento, el golpe lo desbarató todo. Sigo creyendo que habría sido mejor crear una nueva Unión, pero soy un hombre político, y si esta Comunidad nos ofrece una oportunidad, haré todo lo posible para apoyarla, para que no explote como una pompa de jabón, para .que se convierta en una estructura real, capaz de reunir las fuerzas en esta fase decisiva.

No todo está claro en la nueva Comunidad. Por ahora sólo está claro el problema de las armas nucleares. Me preocupa lo .que está sucediendo en Ucrania. La conferencia de prensa de los 11 presidentes en Almá Atá me ha parecido una pelea de gallos. Llamé a George Bush dos horas antes de mi discurso para decirle que era necesario el reconocimiento de las repúblicas, pero sin olvidar el problema principal: apoyar a la Comunidad. Si los mecanismos de interacción entre las repúblicas no funcionaran sería un desastre.

P. ¿Cree que hay algún peligro concreto?

R. Creo que son más fuertes las posibilidades de mantener el sistema democrático. La sociedad ha entendido que sólo podemos salir de esta crisis si permanecemos unidos. Los políticos saben que si no fuera así serían borrados del mapa político.

P. Yeltsin sostiene que si hubiera aceptado hace un año la idea de una confederación en vez de una federación se habría podido salvar la Unión.

R. Las respuestas de Yeltsin son frecuentemente demasiado políticas. Carecen de un análisis serio, porque intenta descargar su responsabilidad en el actual proceso de disgregación. Yo no le acuso. Sólo quiero decir que habíamos preparado un acuerdo para volver a refundar la Unión. El acuerdo estaba dispuesto incluso dos días antes del golpe. Lo bloquearon los golpistas. Lo habríamos firmado y no hubiera habido golpe. No es serio que Yeltsin diga ahora lo que dice.

"Una posición suicida"

P. En su discurso a la nación usted admitió que cometió errores. ¿Cuáles fueron los más graves?

R. Deberíamos haber aprovechado más la estabilidad y el consenso popular de la primera fase de la perestroika para movernos más rápidamente hacia la economía de mercado. Además, creo que la negociación para el nuevo Tratado de la Unión debería haberse anticipado varios meses, pero para ello era precisa la unión de las fuerzas democráticas, que siguen combatiendo entre sí y se han debilitado ante las fuerzas conservadoras. Finalmente, no sólo era preciso destruir rápidamente el viejo sistema totalitario, sino también construir, incluso con mayor rapidez, un nuevo sistema. Hemos destruido sin construir, y la sociedad se ha encontrado al borde del vacío. Una posición suicida.

P. ¿Cuándo se dio usted cuenta de que no era posible utilizar al PCUS como vehículo del cambio?

R. El país estaba en condiciones deplorables. Lo único que funcionaba era el sector militar. Había que modernizarlo todo. En 1987 lanzamos un programa para la reforma del sistema económico. Vimos quien se oponía al cambio: el partido y la cúpula dirigente de la estructura económica. Empezó entonces la más dura de las batallas. Una batalla cuyo punto culminante fue el golpe de agosto pasado y la dolorosa destrucción de la URSS. Fue en el pleno del partido de enero de 1988 cuando decidimos convocar la XIX conferencia del partido, porque estaba claro que la revolución desde arriba estaba agotada y no habríamos logrado nada sin implicar a las masas en la transformación. Para hacerlo era preciso quitar al partido el monopolio del poder legislativo, ejecutivo y judicial. Cuando se inició este proceso la reacción del partido fue muy dura.

P. El mundo sigue preguntándose qué ocurrió en el invierno de 1990, cuando se produjo un notable giro a la derecha

R. Fue un intento por parte de la sociedad de defenderse frente a la inestabilidad.

P. Si no se hubiera producido el golpe ¿sería usted todavía presidente de la URSS?

R. No importa quién hubiera sido presidente. Yo propuse a las repúblicas que primero firmáramos el Tratado de la Unión y después, si las repúblicas lo exigían, yo estaba dispuesto a dimitir. Lo importante era firmar el Tratado.

P. ¿Qué impresión han dejado en usted estos siete años en el poder?

R. He vivido tantas vidas en estos años... El país me ha cambiado, y yo he cambiado al país. De vez en cuando me pregunto si me siento feliz por lo que he hecho. No puedo negar que mi destino ha sido único. Suscitar cambios tan profundos relacionados con la reforma económica, espiritual y política; devolver a la sociedad valores eternos y universales... No estoy desilusionado del destino que me ha tocado vivir. Suceda lo que suceda, a partir de hoy mi suerte está echada.

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