_
_
_
_
_
ANÁLISIS / ORIENTE PRÓXIMO

La Conferencia de Madrid encalla en Washington

A pesar del declarado empeño estadounidense de promover conversaciones de paz en Oriente Próximo, en seis días de contactos formales e informales en Washington árabes e israelíes no han conseguido avanzar un centímetro en la búsqueda de una solución al conflicto, que intentarán de nuevo en Moscú a finales de enero.El fracaso de la segunda fase del proceso de Madrid demuestra cuán inflexible permanece Israel frente a la apertura árabe y lo poco que EE permanece estar dispuesto a hacer para mantener vivas las ilusiones que inspiró entre los palestinos.

Al cerrar la sesión plenaria de la Conferencia de Paz en Madrid en noviembre pasado, en su última conferencia de prensa, el 3 de noviembre, el secretario de Estado, James Baker, se encogió de hombros y dio la pauta exacta de lo que sería el futuro del proceso. Recurrió a una frase sucinta y no exenta de pragmático escepticismo: "No podemos dar ninguna garantía. Esto es Oriente Próximo".

La conversaciones de Washington (en el caso de los palestinos, la falta de ellas) vinieron a confirmar el escepticismo de Baker, y no con poca razón el dedo acusador de los árabes vuelve hoy a apuntar a Israel.

La delegación del Gobierno derechista de Isaac Shamir debió marcharse satisfecha. En Washington no hubo la más mínima variación en su política. Tampoco se habló de las cuestiones de fondo.

Salvo un más que improbable cambio en la línea israelí, el ejercicio volverá a repetirse a finales del próximo mes en Moscú, fecha y lugar que ayer anunció Baker en Bruselas. En eso parecen estar de acuerdo con los árabes, que han expresado su disposición a participar en una nueva ronda de conversaciones (o, quizá, no conversaciones) antes de febrero.

Lo primero que sin duda descubrirán los delegados la próxima vez que se vean en la mesa de negociaciones -o, de repetirse la experiencia de Washington, en los pasillos-, es que para poner en marcha lo que Baker llama "el autobús de la paz" en Oriente Próximo necesariamente habrá que resolver tres cuestiones básicas: la representación de los palestinos, el significado de las resoluciones de las Naciones Unidas y el papel que Washington, como principal patrocinador, deberá jugar.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En el campo árabe cada vez hay menos espacio para las esperanzas. Israel llegó tarde a la cita de Washington y fue el primero en irse. Todo intento por persuadir a los israelíes de negociar a solas con los palestinos chocó con la férrea oposición de Shamir. Israel sigue insistiendo en solitario en su propia interpretación de las resoluciones de la ONU 242 y 338, la base del principio de "territorios a cambio de paz". Cuando Israel insiste en que tiene derecho a "fronteras seguras" pare ce que no se refiere a los límites reconocidos internacionalmente, sino a las fronteras que el Estado judío se trazó tras capturar territorio árabe en la guerra de 1967 y la invasión de Líbano 11 años más tarde.

Quejas palestinas

"Nosotros vinimos a establecer contacto, vinimos a negociar. Ellos vinieron a retrasar las cosas y a emplear trucos", declaró Hanán Ashraui, portavoz de la delegación palestina. Los palestinos trataron en vano de hablar directamente con los israelíes, que desde hace más de 20 años proclaman su intención de "hablar de paz con los árabes".

Al margen del problema de procedimiento -Israel quiere a toda costa que los palestinos participen sólo si se mantienen en el marco de la delegación conjunta con los jordanos-, las disputas con Siria y Líbano han vuelto al punto cero. Hubo conversaciones formales, pero fue un diálogo de sordos.

"No hubo progreso alguno, y el motivo yace en la insistencia israelí de crear obstáculos", declaró Muaffaq al Alaf, el jefe de la delegación siria. Damasco reclama el Golán, pero sólo si su devolución es parte de una solución "justa y global" en la que esté comprendida la recuperación de todos los territorios ocupados.

Los israelíes, que virtualmente a todo dijeron que no y se marcharon jubilosos por la eliminación de la resolución 3.379 de la ONU, que declaraba el racismo como una forma de racismo, optaron por presentar un cuadro optimista de lo acontecido en Washington. "Hemos logrado importantes avances", declaró Benjamin* Netanyahu, portavoz de la delegación y brazo derecho de Isaac Shamir.

Aparte de la imposición de fecha y sede de las negociaciones, que los israelíes quieren llevar cuanto antes a Oriente Próximo, todos ven con, creciente preocupación el futuro papel de EE UU. Israel quiere que Washington se mantenga totalmente al margen del proceso, mientras que los palestinos prácticamente han emplazado a la Administración de George Bush a desbloquear su propio proyecto presionando sobre Israel. Para alivio de los israelíes, Washington está absolutamente concentrado en la crisis de la URSS.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_