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Canadá deja en manos de 17.500 esquimales la quinta parte de su territorio

El Gobierno de Canadá ha llegado a un acuerdo para garantizar el control político sobre 1.300.000 kilómetros cuadrados, extensión equivalente a la quinta parte del territorio de Canadá, a los 17.500 esquimales que viven en esa zona. Según el acuerdo, anunciado el hines, el Gobierno aceptó la creación de una nueva subdivisión política de Canadá, que se denominará Nunavut, un término esquimal cuyo significado es Nuestra Tierra, y aprobó que se esculpiese esta nueva denominación en las señales de los territorios orientales, en la zona conocida actualmente como Territorios del Noroeste.

Para los esquimales, el acuerdo señala la culminación de una batalla por sus derechos políticos y económicos que comenzó hace siglos, cuando los primeros exploradores europeos llegaron al amplio y árido territorio helado del archipiélago ártico.Además de conseguir el control político y el derecho territorial, los esquimales obtendrán derechos económicos más amplios, como el derecho a percibir del Gobierno canadiense una cantidad superior a mil millones de dólares más los intereses en un plazo de 14 años.

Según un apartado del acuerdo a los esquimales se les garantizarán derechos limitados sobre la minería y otros recursos energéticos en Nunavut, que circunda las áreas en las que algunos expertos piensan que es posible encontrar valiosos pozos de petróleo, gas y metales preciosos.

Por el momento, las áreas árticas comprendidas en el territorio de Nunavut, que abarcan desde el extremo norte de la bahía del Hudson hasta casi el Polo Norte incluyendo aproximadamente dos tercios de los territorios del noroeste, han demostrado ser demasiado remotas y su clima demasiado duro como para algo más que limitados asentamientos y principalmente de carácter exploratorio.

El Gobierno y los líderes de los, esquimales -o inuit, como muchos de ellos se autodenominan- consideran el acuerdo alcanzado el pasado lunes como el paso principal hacia los dos objetivos defendidos con una militancia perseverante por los pueblos nativos de Canadá, como son el autogobierno y el control, o por lo menos tener voz, sobre los recursos energéticos que sostienen la mayor parte de la economía canadiense.

"Es un poco sobrecogedor", ha afirmado John Amagoalik, el principal negociador de la Federación Tungavik de Nunavut, que ha dirigido la campaña durante 15 años por los derechos de los nativos en la región ártica. "Este acuerdo convertirá al pueblo inuit de Nunavut en los principales propietarios de tierra en América del Norte".

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Lo importante, afirmó, es que el acuerdo va a poner fin a un siglo o más de una progresiva dependencia de este pueblo del Gobierno canadiense respecto a las ayudas y decisiones que eran vitales para sus vidas.

"Durante 20 o 30 años hemos afirmado constantemente que el pueblo inuit necesitaba convertirse en ciudadanos canadienses a todos los efectos, y la garantía de su autogobierno y el reconocimiento de sus derechos en el norte derivará de eso", dijo Amagoalik.

Territorios del Noroeste

Para que el acuerdo sea definitivo, ambas partes deberían allanar obstáculos tales como la definición de los poderes del Gobierno territorial que se va a establecer en Nunavut, unidad política que los grupos de esquimales esperan que, finalmente, se convierta en una nueva provincia canadiense.Una vez que se hayan resuelto los detalles, el acuerdo será enviado al Parlamento canadiense para su aprobación, que se espera que no sea más que un simple trámite, y posteriormente se someterá a un plebiscito en el que participarán las 52.000 personas que viven en los Territorios del Noroeste. Si sale adelante, la designación Territorios del Noroeste desaparecerá de los mapas canadienses.

Los negociadores del acuerdo esperan que el plebiscito se celebre en marzo, pero advirtieron que el llevar plenamente a efecto el acuerdo, incluyendo el establecimiento de un Gobierno territorial, podría llevar años.

Es probable que la capital sea uno de los dos centros principales, Resolute, en la parte norte del Pasaje del Noroeste, o Icaluit, antiguamente Frobisher Bay, en la isla de Baffin.

The New York Times

El Norte fuerte y libre

Bajo anteriores Gobiernos canadienses, sobre todo el liderado durante 16 años hasta 1984 por Pierre Elliott Trudeau, Ottawa se opuso a la idea de "derechos aborígenes" sobre el territorio y los recursos energéticos aceptados por el acuerdo del pasado lunes.Una sentencia de 1973 del Tribunal Supremo de Canadá estableció que esos derechos existían, pero sólo en los últimos años el Gobierno inició las negociaciones con los indios y los esquimales relativas a sus derechos. Más de 600 demandas presentadas por los indios, que en ciertos casos conciernen al territorio completo de algunas provincias, están aún pendiente.

Thomas Siddon, el ministro de Desarrollo del Norte que negoció el acuerdo con los esquimales, dijo que era apropiado que la mayor de todas las demandas y aquella cuya resolución ha llevado más tiempo fuera la de los esquimales, cuyo territorio tradicional ha constituido durante años parte básica de la conciencia nacional de Canadá.

"Es uno de esos hechos deshonrosos de nuestra historia que no nos hayamos sentado a negociar y no hayamos alcanzado un acuerdo honorable con el pueblo que durante siglos ha habitado esta vasta zona, que consideramos parte del auténtico norte, fuerte y libre", declaró Siddon.

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