El rápido ascenso del 'número dos' de Yeltsin
Guennadi Búrbulis, el político número dos de la Federación Rusa, siente la atracción del poder como el hierro siente el imán. Como primer vicejefe del Gobierno de Rusia, Búrbulis ha encontrado una posición privilegiada en el concurrido campo magnético del presidente Borís Yeltsin.Búrbulis, de 47 años, es un paisano de Yeltsin que ha sabido ir ascendiendo peldaños y situarse en los puntos más estratégicos. Apareció en Moscú en la primavera de 1989. Había sido elegido como diputado del Congreso de la URSS por SverdIovsk y llegaba al Kremlin junto con otros paisanos altamente politizados. Se integró enseguida en la movida política moscovita. Sin embargo, no ha logrado aún desprenderse de la imagen de profesor de filosofía marxista de provincias, una impronta que fluctúa entre lo religioso y lo rancio.
Búrbulis nació en la ciudad fabril de Pervuralsk, en una familia de origen lituano y sólidas convicciones comunistas. Ingresó en la facultad de Filosofía de Sverdlovsk, "anhelando entender las contradicciones del ideal socialista", según la propaganda que utilizó en las elecciones en 1989. En SverdIovsk se le conocía por ser uno de los fundadores de La Tribuna de Discusión, un club de debate que, en 1987, fue el embrión de las discusiones parlamentarias posteriores.
La Tribuna de Discusión fue la incubadora del lobby demócrata de Sverdlovsk, que sintonizó con Yeltsin en Moscú, pero que había tenido poco contacto con él en la patria chica común. Los diputados de SverdIovsk organizaban reuniones nocturnas en un hotel cercano al Kremlin. Allí surgió la idea de crear el Grupo Interregional de Diputados, que se constituyó en 1989 con Andréi Sájarov y Borís Yeltsin entre sus cinco copresidentes.
La Plataforma Democrática del PCUS fue la siguiente etapa en la carrera de Búrbulis, afiliado al Partido Comunista desde 1971. Luego derivó a posiciones más liberales y se integró en la dirección del Partido Democrático de Rusia, junto con el ex obrero modelo Nikolái Travkin. En el verano de 1990 fue fortaleciéndose a la vera de Yeltsin. Coordinó sus contactos con los partidos políticos y los grupos parlamentarios rusos y le representó en las consultas para armonizar las legislaciones rusa y soviética.
Algunos políticos moscovitas consideran a Búrbulis como el verdadero hombre fuerte de Rusia, especialmente después de que el golpe reforzara sus vínculos con los organismos de seguridad, el Ministerio del Interior y los mandos del Ejército. Este supuesto poder se vio cuestionado, sin embargo, por el afianzamiento de los otros paisanos de Yeltsin, representantes de la nomenklatura comunista de Sverdlovsk. Los otros presumen de haber tratado a Yeltsin antes de que Búrbulis estrenara pantalón largo.
De repente, Búrbulis vio cómo Yuri Petrov, ex primer secretario del partido en Sverdlovsk y ex embajador en Cuba, se instalaba en un despacho similar al suyo y asumía funciones que hasta entonces él había desempeñado.
Reparto de funciones
Y es que el reparto de funciones en el equipo de Yeltsin no está aún institucionalizado, y la facilidad con la que se desmantelan organismos apenas creados indican que éstos están supeditados en gran medida a las ambiciones personales.
No es de excluir por tanto que surjan conflictos entre Búrbulis y Alexandr Rutskoi, el vicepresidente de Yeltsin, o entre Búrbulis y el presidente del Sóviet Supremo, Ruslán Jazbulatov, que en una ocasión no vaciló en llamarle "chiquillo".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.