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Reportaje:

Las migraciones causadas por el hambre serán el principal conflicto del siglo XXI, según los expertos

Milagros Pérez Oliva

El planeta dispone de recursos suficientes para alimentar con holgura a todos sus habitantes e incluso para afrontar un crecimiento poblacional sostenido durante cierto tiempo. Sin embargo, 540 millones de personas no ingieren en estos momentos los alimentos suficientes, y más de 1.000 millones, según el Banco Mundial, carecen de poder adquisitivo para garantizar una nutrición adecuada. La creciente desigualdad causará enormes migraciones, de modo que la inseguridad alimentaria se convertirá en la principal causa de tensión social y política del próximo siglo, según expertos de diferentes países reunidos en Barcelona para redactar una declaración universal de los derechos alimentarios del hombre.

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La matanza de niños en los suburbios de Brasil no debe ser considerada un hecho aislado, sino un aldabonazo sobre las consecuencias del hambre y la emigración.Tras los aberrantes escuadrones de la muerte no es dificil vislumbrar una reacción de defensa, desmesurada y brutal, frente a las olas de emigración hacia un conglomerado urbano incapaz de asimilarlas.

El éxodo masivo del campo a la ciudad es especialmente intenso en los países más pobres y constituye el fenómeno más preocupante de este final de milenio, según Paul Lunven, doctor en Farmacia y ex director de la división de Política Alimentaria de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Paul Lunven es uno de los miembros de la comisión internacional de expertos encargada de redactar una declaración universal de los derechos alimentarios del hombre, bajo la presidencia de Ismael Díaz Yubero, ex miembro permanente de España en la FAO y ex director general de Política Alimentaría y Salud Alimentaría.

La comisión ha calculado que dentro de tres décadas habrá en el mundo más de 50 metrópolis de más de 10 millones de habitantes y algunas de ellas doblarán incluso esa cifra.

¿De dónde va a salir la comida para alimentar a toda esa gente? ¿Cómo gobernar esos conglomerados donde la mayor parte de la población vivirá por debajo de las condiciones de subsistencia y en economías marginales no regladas, proclives a alumbrar todo tipo de hampas y organizaciones delictivas?

Éxodo a las ciudades

"En América Latina en estos momentos el 72% de la población vive ya en ciudades, la mayor parte en condiciones de miseria y sin los mínimos servicios, y si no se corrige la actual tendencia, en el año 2020 el porcentaje será del 83%."África y Asia tienen ahora el 32% de su población en zonas rurales, pero dentro de 30 años más de la mitad vivirá también en urbes", explica Lunven.

"Muchas de las migraciones están motivadas en primera instancia por la falta de seguridad alimentaria. Pero el éxodo no sólo no soluciona el problema de la falta de recursos, sino que lo agrava, porque todos esos emigrantes que abandonan el campo para irse al suburbio dejan de ser productores de alimentos para convertirse en consumidores improductivos", manifiesta Paul Lunven.

En opinión del economista José Ramón López Portillo, hijo del que fuera presidente de México y actualmente miembro del Comité del Programa de la FAO, "mientras no se pueda garantizar el acceso a una alimentación suficiente a toda la población las migraciones serán inevitables por más barreras administrativas que se pongan".

Apoyo a la agricultura

Migraciones de los países pobres hacia los ricos, como la actual presión del norte de África o de los países del Este sobre Europa, o de América Latina sobre Estados Unidos pero también, como ocurre en África, de países muy pobres o otros también pobres, para los que la llegada de emigrantes no hace sino empeorar la situación."Cualquier política que pretenda un equilibrio poblacional debe afrontar el problema en su raíz: dar prioridad al fomento de la agricultura y garantizar la seguridad alimentaria, es decir, la producción y disponibilidad suficiente de alimentos y una forma estable, regular y equitativa de distribución", afirma José Ramón López Portillo.

El proyecto no es ninguna utopía. La comisión de expertos reunida estos días en Barcelona es taxativa en sus conclusiones: "Existen los recursos naturales y capacidad productiva suficientes para conseguirlo. Todo depende de que la voluntad política expresada en numerosos tratados internacionales se haga realmente efectiva", señala Ismael Díaz Yubero.

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