La vocalistería andante
El gremio de los vocalistas es imperecedero y Alberto Pérez es su profeta. Hay dos formas de escuchar a este conspicuo animador de bodas, jaranas, aniversarios, Fiestas mayores lugareñas y alegrías varias: una, poniéndose a bailar de inmediato lo que él interpreta, mambo, guaracha, bayón, cha-cha-cha, cumbia, pasodoble, tango, bolero y demás ritmos interclasistas e integeneracionales; otra, observando detenidamente al artista. Escoltado por una soberbia banda de músicos contundentes, Alberto Pérez irrumpe en el escenario como salido de una película. De figura menuda y rostro anacorético, luce chaquetas inefables que a nadie dejan indiferente. Pajarita multicolor sirve de adorno a un cuello digno de San Pedro de Alcántara. Su talante escénico es enternecedor, cosa de la que él es consciente y que aprovecha hábilmente para inocular en los danzantes incitación al arrejuntamiento y amables lujurias. Es algo así como Don Quijote clamando devaneos, bailongo y arrumacos. Alberto Pérez gusta definirse como caballero de la vocalistería andante. También afirma que los vocalistas tienen la sagrada misión de "sugerir a la turbamulta que arrime la cebolleta". Pudiera parecer una procacidad, pero él lo dice con tal unción, con tan grande humildad y tan honesto semblante que seguramente tiene razón.Su repertorio lo componen canciones clásicas de baile, de ésas que han dado la vuelta al mundo y que son de obligada ejecución para cualquier orquesta popular como Dios manda. Al mismo tiempo, intercala temas propios incluidos en su último disco, Sobre la pista. Compuesto al alimón con Chicho Sánchez Ferlosio y a pesar de que apenas si ha tenido promoción, contiene canciones que llegarán a ser clásicas, como Cabeza loca, El profesor de bayón o Pena brava.
Alberto Pérez y su orquesta
Alberto Pérez (voz), Jorge Villaescusa (piano), José Vázquez del Sol (batería), Ronnie (percusión), J. M. Sambartolomé (trompetas), Rafael Serrano (saxo). Café Vaivén, Madrid. Todos los miércoles.
Baladas
Canta Alberto Pérez La ovejita Lucera y todo el mundo bala. Canta Volver y todo el mundo tanguea. Canta Historia de un amor y todo el mundo se arrima. Es decir, que ejerce a la perfección su papel de gran chamán a cuyo conjuro se, tornan retozonas las potencias espirituales y las otras. Incluso el grupo cimarrón y especulativo que se parapeta en la barra -en el Vaivén la barra está a la vera del artista participa de la celebración copa en mano jaleando a los músicos y a los danzantes.El resultado es un espectáculo de baile ejemplar, en el que el público forma parte fundamental. En resumen, magníficos músicos, excelente sonido, unos guiños, unas risas, unas alegrías. Alberto Pérez y su orquesta hacen que la insulsa noche del miércoles se convierta en noche de boda.
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