El lamentable estado de Doñana
Quisiera aprovechar esta sección de EL PAÍS para referirme a la lamentable situación en la que se encuentra actualmente la más importante reserva natural de nuestro continente: el parque nacional de Doñana.Esta reserva ha perdido en menos de 21 años más de 200.000 hectáreas de zonas húmedas; en numerosos lugares, los acuíferos han disminuido su nivel en más de 15 metros; las águilas imperiales han quedado reducidas a apenas seis o siete parejas; el número de linces no llega a los 30; las gangas, aves esteparias que antaño poblaban este parque, apenas han llegado este año, y las poquísimas grullas que quedan son en gran número víctimas de los cazadores furtivos.
Las lagunas, marismas, charcas y caños que forman esta importantísima reserva se están secando a un ritmo espeluznante, y la organización ecologista Agáden ya ha advertido del inmenso canal que allí se está construndo y por el cual se están evacuando miles de litros al Guadalquivir, con la consiguiente alteración del hábitat de las aves de este parque.
Las Tablas de Daimiel ya han sido víctimas de una alteración muy similar a la que ahora está sufriendo Dóñana. La flora autéctona se está destruyendo, y de -seguir así, la situación será pronto irreversible.
Doñana se seca, se está muriendo, y por si eso fuera poco, pesticidas y cazadores fúrtivos se, encargan de acabar con el resto de la fauna, a lo que hay que añadir el peligro que los tendidos eléctricos suponen para las escasísimas águilas imperiales que milagrosamente aún siguen surcando el cielo de este parque.,
La postura que la Administración mantiene a este respecto no es seria; hay que tomar medidas urgentes, pues de lo contrario, en un futuro muy próximo, hablar del parque nacional de Doñana será hablar -de historía.-
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