Los anticonceptivos, el divorcio y el papel de la mujer, a debate en el Sínodo

ENVIADO ESPECIAL

Un obispo alemán ha sugerido en el sínodo sobre la nueva evangelización de Europa que la Iglesia católica tolere los métodos anticonceptivos artificiales. Norbert Werbs, obispo auxiliar de Scwarin, en la antigua RDA, habló sin rodeos en la tarde del pasado martes de uno de los temas que más separa a la jerarquía eclesial de los fieles: la moral sexual.

En forma de pregunta, Werbs planteó ante los más de 130 padres sinodales, reunidos hasta el próximo día 14 en Roma, la siguiente cuestión: "¿No sería oportuno quitar de las espaldas de los padres el peso de la distinción entre métodos naturales y artificiales del control de natalidad? ¿Esta distinción la pide el Evangelio o deriva de una concepción filosófica?", agregó Werbs.

La responsabilidad de decidir el número de hijos de una pareja reside en los padres, según fijó el Concilio Vaticano II, dijo el obispo germano. Por ello abogó por distinguir más claramente que en el pasado las diferencias entre aborto -que condenó sin paliativos- y métodos como la píldora o el preservativo.

Pero la intervención de Werbs no quedó ahí. El obispo auxiliar de Scwarin denunció la situación de ciudadanos de segunda en la que viven especialmente las mujeres en la Iglesia católica. Werbs abogó por una auténtica participación de los laicos en las decisiones eclesiales y dijo que se debía remediar "la situación escandalosa" del monopolio masculino en la Iglesia.

El prelado germano también fue contundente respecto a cómo juzga la Iglesia católica a los divorciados que se han vuelto a casar: "¿Los trataría Cristo como ahora los trata la Iglesia? Muchos ven en este trato una gran falta de misericordia", se preguntó el obispo.

Sida y castidad

La intervención del obispo alemán es la segunda ocasión en este sínodo, que tiene como objetivo analizar la reevangelización de Europa, en que un padre sinodal interviene criticando los puntos de vista oficiales sobre temas de moral sexual. La primera intervención corrió a cargo del cardenal suizo Henri Schwery, quien se preguntó si la castidad constituye un elemento suficiente para evitar el contagio del sida, según el mensaje de la Iglesia católica.La utilización de métodos anticonceptivos artificiales está condenada por la encíclica Humanae vitae de Pablo VI. Sin embargo, bajo el pontificado de Juan Pablo II se han reforzado más los puntos de vista intransigentes respecto a la utilización de estos sistemas.

Algunos teólogos de confianza del actual papa Juan Pablo II han asegurado que el matrimonio tiene como fin la procreación, criticando incluso los métodos naturales de contracepción, como el Ogino.