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Reportaje:

'Cascos azules' nipones

Japón debate la participación de sus soldados en las fuerzas pacificadoras de la ONU

Juan Jesús Aznárez

La Armada Imperial nipona que aterrorizó Asia a bayonetazos entraba en combate confortada por la antología poética Manyoshu: "Surcando mares, flotando los cadáveres sobre las aguas; cruzando montañas, con los cadáveres amontonándose sobre la campiña; moriremos junto a nuestro señor; nunca miraremos atrás". Medio siglo después, Japón debate apasionadamente sobre su participación en las fuerzas pacificadoras de la ONU y todos miran atrás. El recuerdo preocupa más a las naciones del sureste asiático que sufrieron los excesos de aquel militarismo ultra.

El Partido Liberal, en el poder desde 1955, promueve estos días en los comités correspondientes del Parlamento la aprobación de una ley que permitirá, por primera vez desde la finalización de la II Guerra Mundial, la inclusión de un contigente de 2.000 soldados japoneses con armamento ligero en misiones organizadas por las Naciones Unidas para desactivar conflictos.Para ello habrá que modificar o efectuar una laxa interpretación de la Constitución nacional, que desde su redacción en 1945, al dictado de Estados Unidos, prohíbe la intervención japonesa en cualquier conflicto bélico exterior.

El presidente del Gobierno, Kiichi Miyazawa, desea que el primer cuerpo expedicionario pueda integrar a principios del año próximo el destacamento de cascos azules que intenta asegurar en Camboya el armistificio suscrito en París por los cuatro bandos en guerra desde hace 13 años.

Condiciones

Koichi Kato, secretario del Gabinete, subrayó el viernes pasado que los soldados únicamente intervendrían después de haberse acordado el alto el fuego de un conflicto y se retirarán si las facciones en lucha lo rompen.Los países que conocieron la brutal expansión nipona, fundamentalmente China, han expresado sus recelos respecto a este decisivo proyecto de ley, que podrá ser aprobado dada la mayoría liberal en la Cámara legislativa.

De todas formas, en un momento de creciente colaboración económica regional con Tokio, ninguno de ellos ha denunciado oficialmente la iniciativa o pedido explícitamente su boicoteo.

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Ocupación japonesa

Un comunicado de la cancillería de Corea del Sur subrayaba que, "como país que sufrió una infeliz experiencia (durante la ocupación japonesa), no podemos sino preocuparnos respecto al planeado despliegue militar exterior, que puede desembocar alguna vez en el uso de la fuerza".La península coreana fue anexionada por Japón en 1910 y sufrió una dura ocupación hasta su derrota en la conflagración mundial. Los editoriales de los periódicos malayos, indonesios o filipinos coincidían también en las reservas.

El año pasado, un proyecto de ley similar debió ser aparcado por la fuerte resistencia de los partidos de la oposición, que consideraron el movimiento como anticonstitucional, y la negativa reacción de la opinión pública.

Takujiro Hamada, diputado del Partido Liberal y ex viceministro de Asuntos Exteriores, considera que el rechazo de su país a formar parte del ejército multinacional que combatió a Irak en la guerra del Golfo y las posteriores críticas a este alejamiento generaron un cambio de mentalidad.

La contribución japonesa de 13.000 millones de dólares a los esfuerzos bélicos fue considerada como insuficiente por Estados Unidos y otros países de la alianza contra Sadam Husein. "La crisis del Golfo provocó una nueva susceptibilidad en cuanto a las responsabilidades de Japón en la comunidad democrática. Además nuestro país, como muchos otros, ha comprobado el dinámico papel jugado por las Naciones Unidas en la crisis, y este aspecto ha tenido una gran influencia".

Una encuesta publicada el pasado día 11 por el diario Asahi Shimbun indicaba que el 58% de los japoneses se opone al envío de soldados en misiones de las Naciones Unidas y un 33% se mostró a favor del envío. En junio, únicamente el 21 % de los encuestados apoyaba el despliegue militar, y el resto manifestó, de una forma u otra, una "alergia militarista".

Expertos en armamento estiman que la moderna logística nipona y sus importantes disponibilidades en comunicaciones y transportes serán de gran utilidad en las operaciones de control de alto el fuego y vigilancia de fronteras.

Un comandante japonés comentaba, sin embargo, que "en las misiones pacificadoras de las Naciones Unidas se nos, pedirá ser soldados no combatientes. Necesariamente deberemos replantear todos nuestros programas de entrenamiento desde sus aspectos más fundamentales".

Movimientos pacifistas

Movimientos pacifistas, grupos budistas o ligas estudiantiles se han movilizado en contra del proyecto de ley con huelgas de hambre, recogida de firmas y una presencia simbólica y permanente ante el edificio del Parlamento.Uno de los activistas, el escritor Sadako Kurihara, de 78 años, amenazado por grupos de extrema derecha con "un castigo divino", declaró que llevaba 46 años escribiendo poemas en contra de las guerras y las bombas nucleares. "Si nos callamos ahora, todo lo que hemos hecho no servirá para nada". Tetsu Ueda, miembro del Partido Socialdemócrata, en la oposición, instó a la protesta contra la ley, ya que, según él,"en caso contrario, lo lamentaremos dentro de 50 años".

Las "fuerzas de autodefensa" japonesas, compuestas por 150.000 hombres, cuentan con el tercer presupuesto militar en el mundo y un arsenal modernizado en las tres armas. El 40% del armamento de que dispone ha sido adquirido en Estados Unidos, fundamentalmente, y el 60% es de producción propia, según datos facilitados por el Departamento de Defensa.

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