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El 'asesino de ancianas' de Santander es responsable de sus actos, según los forenses

Los cuatro forenses que examinaron a Jorge Antonio Rodríguez Vega, acusado de asesinar a 16 ancianas y para el que el fiscal pide 432 años de cárcel, coincidieron ayer, en la segunda jornada del juicio, en señalar que éste no es un enfermo mental aunque tenga una personalidad anormal. Los forenses, que también realizaron la autopsia de las 16 víctimas, declararon que Rodríguez Vega no tiene ni la voluntad ni la inteligencia alterada y que, por tanto, es responsable de sus actos.

Las 16 ancianas perecieron, en todos los casos, por parada cardiaca tras un rápido proceso bronconeumónico iniciado por la asfixia. En su mayor parte aparecieron acostadas en sus camas y cuidadosamente arropadas, por lo que sus familiares pensaron en los primeros momentos que la defunción tenía orígenes naturales, según los informes de las autopsias.Según el testimonio de los médicos, Natividad Robledo Espinosa, de 66 años, muerta por asfixia al haberle el procesado obstruido las vías aéreas, sufrió lesiones en los genitales que "no pudieron ser ocasionadas por la introducción del pene ni por la erosión producida por una uña, sino por un objeto romo, posiblemente un palo de escoba". Las mismas lesiones presentaron otras dos de las 16 víctimas. El forense Julio Alonso Rico, en nombre de sus compañeros, atribuyó a un "embotamiento afectivo" la comisión de estos delitos por el acusado.

En la jornada de ayer también declararon una veintena de familiares de las víctimas. Rosario Seco, nuera de Julia Paz Fernández, de 70 años, puntualizó que ésta fue descubierta tirada en medio del pasillo de su habitación desordenada y con sangre bajo las piernas. A sus herederos no les cupo duda de que había habido violencia y denunciaron el hecho a la policía.

Un incidente se produjo durante el juicio oral tras declarar Esperanza Fuertes, hija de Victoria Rodríguez Morales, de 61 años. Según consta en el sumario, el procesado mantenía relaciones sexuales con Victoria y estando ambos en la cama, él, repentinamente, tapó la boca y nariz de la sexagenaria con sus manos, y le ocasionó la muerte. Fuertes deploró las relaciones de su madre con el procesado, a quien llamó "cerdo asesino", y al ausentarse de la sala, golpeó en la nuca al encausado, al tiempo que una mujer sentada entre el público era expulsada de la sala tras haber gritado dirigiéndose a Rodríguez Vega: "Ríete encima, cabrón".

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