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La Liga Lombarda se beneficia del voto de castigo de los italianos contra el sistema político

,Las elecciones municipales, parciales en nueve ciudades y 13 pequeñas localidades italianas del domingo y el lunes pasados, consideradas como un verdadero examen ante los comicios generales de mayo de 1992, han supuesto un serio revés para el sistema político imperante en Italia. Los resultados en las urnas han exhibido un nuevo comportamiento electoral que se ha traducido en un voto de castigo a los partidos tradicionales en favor del llamado grupo de la protesta, cuya máxima expresión es la Liga Lombarda.

La eficiente, católica y conservadora ciudad de Brescia (Lombardía) ha sido el exponente más claro de los nuevos vientos que soplan en la vida política italiana. La Liga Lombarda, del senador Umberto Bossi, se ha alzado con el triunfo electoral, con un 24,4%, 4,3 puntos más que en las municipales de 1990. Esta victoria adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que la Democracia Cristiana (DC), el Pártido Socialista Italiano (PSI) y el ex comunista Partido Democrático de Izquierda (PDS), los tres partidos en tomo a los cuales ha girado la política italiana en los últimos 40 años, han perdido votos al unísono por primera vez.La DC ha sido destronada en Brescia por tan sólo 94 votos, pero su 24,3% supone 7,6 puntos menos del 31,9% obtenido en 1990. El PSI, con un 10,3% de los votos, se coloca en tercer lugar, pero ha perdido 2,6 puntos. El PDS pasa a ocupar la cuarta posición con un 9,4%, pero a este porcentaje debe añadirse el 5,3'% obtenido por los escindidos de Refundación Comunista. Así, los comunistas pierden globalmente 3,1 puntos respecto del 16,4% que consiguió el PCI en 1990.

Al margen del riesgo de ingobernabilidad que suponen los resultados electorales de Brescia, hay que tener en cuenta otro dato: más del 35% del electorado voto contra el sistema de partidos políticos tal y como ha funcionado hasta ahora en Italia. En este sentido, la Lista de Pensionistas y Amas de Casa ha obtenido, un 5% de los escrutinios porcentaje superiorál dé liberales y socialdemócratas, partidos ambos que forman parte de la coalición que gobierna Italia.

Los líderes políticos, aunque en tono distinto, no han tenido más remedio que aceptar el aviso que constituye el resultado de estas elecciones parciales. Arnaldo Forlani, secretario de la DC, declaraba ayer: "Habíamos perdido el partido antes de jugarlo. Encima, nos hemos marcado un gol en propia puerta", en una clara alusión a las guerras internas de los dirigentes democristianos de Brescia "Se reafirman tendencias disgregadoras, contestatarias y reaccionarias de los movimientos antisistema, como ya ha sucedido en Bélgica, Austria y el land alemán de Bremen" agregó Forlani.

Para el secretariodel PSI, Bettino Craxi, "el voto de Brescia no altera la realidad política nacional", aunque admite que el hecho de haber adelantado a los comunistas "es un triste consuelo", al no haberse traducido en un aumento de votos.

Embrión de unidad

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Acchille Occhetto, secretario del PDS, prefirió obviar los resultados de Brescia para centrarse en los de la localidad de Fiuggi (en el Lazio), donde la lista unitaria antidemocristiana rozó la mayoría absoluta con el 49% de los votos. "Donde se consigue tan sólo un embrión de unidad entre aquellos que combaten el actual sistema político se puedeobtener un gran éxito y asestar un golpe al sistema de poder de la DC".La prensa italiana dedicó ayer un amplio despliegue a estas elecciones parciales, no sin buena dosis de alarmismo. "La DC, humillada; el PSI, derrotado; el PDS, reducido a la mínima expresión. No ha quedado en pie casi nada", decía La Republica resumiendo lo sucedido en Brescia. Y añadía: "Son ellos, la DC y el PSI, los tutores del sistema, y son ellos las víctimas del primer pequeño desastre".

"Ha ganado un voto de protesta, sin presentar una alternativa. Se consigue así paralizar la vida administrativa en los centros donde se ha votado, forzando nuevas elecciones y obligando a los ciudadanos a realizar una reflexión más profunda", escribía La Stampa de Turín. "Bossi ha conseguido esto con la ayuda de su mejor aliado: el presidente Francesco Cossiga, quien en los últimos meses se ha convertido en el más feroz acusador del sistema de partidos", agregaba el diario turinés.

Bossi, líder de la Liga Lombarda y auténtico enfant terrible de los popes hasta ahora incombustibles de la política italiana, estaba ayer exultante.

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