Un profesor de inglés, despedido del trabajo, reconoce ante el juez que mató a una alumna

BLANCA CIA, Edward Brandon Kearl, un norteamericano de 43 años admitió ayer en la Audiencia de Barcelona haber matado a una alumna del colegio donde impartía clases de inglés, en Martorell (localidad próxima a Barcelona). "Hice un leve gesto con la muñeca, como quien aparta una mosca de la frente", explicó. La muerte de María Jesús Blasco, de 20 años, se produjo el 25 de octubre de 1989. en el colegio' Meca-Express. Brandon también asestó varias puñaladas al director de la escuela, José Antonio Lorente, y a la mujer de éste, Araceli Espigares. Ambos sufrieron heridas de gravedad.

El ciudadano norteamericano se presentó ante el tribunal como el "nieto bastardo de Guillermo Il de Prusia, último emperador de Alemania". Brandon fue profesor del centro desde octubre de 1988 y su comportamiento fue normal hasta octubre del año siguiente, según señaló el director del colegio. El acusado sospechaba que Lorente iba a pagarle menos de lo que le correspondía como finiquito y por eso decidió "asustarle, porque llevo siete años en España y ya sé como se arreglan aquí las cosas". "Hice un guión: Pensaba ir a su despacho -en referencia a la oficina de Lorente- al terminar las clases, ponerme detrás de él y rodear su cuello con un cuchillo", explicó. Pero el plan ideado por el acusado se alteró ya que Lorente se dirigió al aula de Brandon para darle el talón del finiquito consistente en 22.000 pesetas. El procesado rompió el talóri y asestó dos puñaladas al director del centro.

Al salir del aula, Brandón se encontró en el pasillo a María Jesús Blasco, que acudía a los gritos de Lorente. El procesado le asestó una puñalada en la garganta, lo que le ocasionó la muerte. "Seguí mi trayectoria y vi a la mujer de Lorente en la escalera", dijo. La mujer, que estaba embarazada, recibió dos puñaladas en el abdomen.

Brandon aclaró que no tenía intención de matar y justificó lo ocurrido "por. el cambio del guión que tenía pensado". "He tratado toda mi vida de ser una persona fuera de lo normal", dijo. El profesor fue internado en un centro psiquiátrico en 1987 en Alemania, por un transtorno paranoide, después de que prendiera fuego a la redacción de un rotativo. Tanto el fiscal como el abogado defensor solicitaron su internamiento en un psiquiátrico, mientras que las acusaciones particulares pidieron penas de 26 y 60 años de cárcel.