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Occidente separa al hombre de Dios más fácilmente que el marxismo, dice Suquía

Francesc Valls

Las sociedades occidentales han sido más capaces de separar al hombre de Dios "que la pobre propaganda antirreligiosa de los países comunistas" dijo ayer el presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Ángel Suquía. En su discurso de inauguración de la asamblea plenaria de obispos, Suquía fue contundente con el marxismo y con el capitalismo, al que no se refirió por su nombre.

El eje de la intervención del presidente de los obispos fue una bomba de profundidad contra la democracia sin valores o sin Dios. Suquía secundó la idea de Dostoievski de que la libertad absoluta conduce al despotismo absoluto. Pero no fue el autor ruso el principal inspirador de las palabras del cardenal. El protagonismo recayó en Juan Pablo II: de 46 citas a pie de página del discurso del arzobispo, 37 correspondían al actual Pontífice.El esquema utilizado ayer por Suquía fue descalificar los extintos sistemas de socialismo real para luego proceder argumentalmente contra las sociedades occidentales, para las que, en esta ocasión, no utilizó el sinónimo liberalismo. "La raíz de los males -humanos, morales, culturales, políticos y económicos- del socialismo marxista es, como ha señalado el Papa, un error de carácter antropológico, que tiene su causa principal en el ateísmo", subrayó Suquía. "La negación de la verdad de Dios lleva al totalitarismo", añadió el cardenal.

De esa negación de Dios parecen ser hijas las ideologías surgidas de la Ilustración, a juzgar por lo dicho por Suquía. "Y es que el intento de desarraigar al hombre de la verdad originaria, que funda su dignidad y libertad, no es, patrimonio exclusivo del marxismo, sino que tiene su origen común de las modernas ideologías europeas", aseguró el presidente del episcopado.

Anarquía moral

No faltaron críticas al llamado "pensamiento débil", fruto de estas ideologías, y al fracaso de la moral laica que "tiende a sofocar la vida, civil entre las luchas de poder y el hedonismo que han invadido todos los órganos vitales de la sociedad, con la complicidad sumisa de los medios de comunicación social y la protección complaciente del Estado", a juicio del cardenal. Así, en las sociedades occidentales, si no se llega a la anarquía social y política es "por temor a perder el bienestar material".

Todo ello sucede porque las sociedades occidentales han perdido el referente divino, según Suquía y el propio Juan Pablo II. "La democracia, más que ningún otro régimen, tiene necesidad de una sólida base moral", porque, en caso de no existir "una verdad última, las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas para fines de poder: una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible y encubierto", dijo el cardenal, sintetizando el pensamiento del Papa polaco. La idea ya había sido anticipada .por la jerarquía eclesiástica española en el documento La verdad os hará libres,. sobre la situación moral en la sociedad española, que fue publicado. a finales del pasado año. Esta vez, sin embargo, el cardenal no quiso dejar cabos sueltos y que dieron pie a acusaciones de poca fe en la democracia -de que fueron objeto los obispos- por parte de algunos políticos. Suquía subrayó ayer que "las críticas a la sociedad del bienestar no significan recelo en la democracia, ni van dirigidas tanto contra un sistema económico cuanto contra un sistema ético cultural".

Y ese sistema es el que, a juicio del cardenal, justifica que "todo aquello que produce satisfacción es lícito" y conduce al consumo de droga, expresión de la falta de "verdad y amor" de la sociedad del bienestar.

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