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Violeta Chamorro urge a los nicaragüenses a que empleen el diálogo y no la violencia

La presidenta de Nicaragua, Violeta Chamorro, solicitó ayuda el miércoles a la población en un mensaje televisado para lograr que su país "use la inteligencia del diálogo y de la conciliación en vez de la torpeza de las armas y de la violencia". Se refería por primera vez a los graves sucesos del fin de semana, que fueron protagonizados por grupos sandinistas armados. Éstos sembraron de barbarie las calles de Managua y otras ciudades en venganza indiscriminada por un atentado no reivindicado aún que destruyó uno de sus principales símbolos públicos: el mausoleo del fundador del frente, Carlos Fonseca.

El mensaje de la presidenta ante los incidentes más graves de sus 18 meses de mandato, anunciado oficiosamente para la noche del martes, no se conoció hasta la tarde del día siguiente, lo que hace suponer que fue largamente elaborado e hilvanado hasta el último momento por sus consejeros políticos.Chamorro llama en el mensaje enfermos "a quienes no saben jugar su papel en una sociedad democrática" y critica seguidamente con dureza al ex presidente Daniel Ortega, quien en un acto de desagravio al atentado contra el mausoleo de Fonseca apeló ante miles de sandinistas a luchar contra el somocismo, que, dijo, sigue vivo. El mensaje en su conjunto ha sido interpretado en medios diplomáticos como una respuesta sin contemplaciones a Ortega, que se considera que insultó y desafió al Gobierno constitucional. "Llamar a una lucha permanente contra el somocismo después de 10 años de revolución sandinista es una excusa para atizar el fuego y una ofensa a la inteligencia" dijo la presidenta de Nicaragua en el Canal 6 de televisión, alternando su imagen con la de los sucesos. "Lamentablemente, todavía subsisten nicaragüenses de mentes envenenadas que quieren mantener la cultura de la violencia y la muerte, buscando imponer su voluntad".

La tormenta política se acentuó a raíz de que se supiera que la policía no actuó para frenar en seco la oleada de violencia de los manifestantes sandinistas, que destruyeron oficinas estatales, incendiaron vehículos, arrasaron los emisoras de radio y provocaron saqueos no sólo en Managua, donde fue quemada la casa de su alcalde, Arnaldo Alemán, sino también en otras ciudades del país, entre ellas Darío, Juigalpa y Metagalpa.

La pasividad de la policía provocó una enérgica reacción del vicepresidente, Virgilio Godoy, que llegó a plantearse, en unas declaraciones a Radio Católica, la destitución de los principales mandos del Ejército y de la seguridad nacional, en alusión al ministro de Defensa, Humberto Ortega, y al jefe de la policía, René Vivas.

Pero observadores diplomáticos estiman que una represión de la policía o del Ejército el sábado contra elementos armados en las calles podría haber provocado una matanza, lo que en cierto modo se evité.

La inhibición policial fue discutida ayer en comisión en la Asamblea Nacional, donde fue interrogado el ministro de Gobernación, Carlos Hurtado, la única cuña que el Gobierno salido de la Unión Nacional Opositora (UNO) tiene inyectada en el aparato de la seguridad, controlada por mandos sandinistas. Hurtado, alineado en un Gobierno que hasta ahora ha resuelto la política del país más fácilmente con el Frente Sandinista que con la propia coalición que lo sostiene, no pudo justificar el acuartelamiento de la policía, esgrimió como argumento que era fin de semana, por lo que no había los suficientes medios disponibles, y anunció detenciones, ya que hasta ayer no se había producido ninguna.

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