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LA LEY DE SEGURIDAD, EN EL PARLAMENTO

Socialistas y PP se acusan de indignidad al término del debate de la 'ley Corcuera'

El debate sobre la Ley de Seguridad Ciudadana se extendió ayer en el Congreso de los Diputados mucho más de lo previsto, entre acusaciones y llamamientos recíprocos a la rectificación de los grupos socialista y popular. El tono fue subiendo hasta que, después de nueve horas de discusión, la tensión estalló en acusaciones de indignidad, pateos, abucheos, aplausos y cruce de gritos desencadenados por un ataque frontal del portavoz popular a Alfonso Guerra.El presidente del Congreso, Félix Pons, tuvo que recurrir a la campanilla. Corcuera había lanzado constantes puyas a la derecha en su última intervención y les había pedido un cambio de actitud: "O ustedes reflexionan o no les va a entender nadie".

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El ministro volcó en el hemiciclo reflexiones teñidas de amargura sobre las críticas de los medios de comunicación a la ley y los elogios a algunos jueces, y citó a Baltasar Garzón. Sobre los medios de comunicación dijo que algunas imputaciones "son inexistentes", como las referidas a una "circular" ordenando un censo de delincuentes gitanos o las restricciones de la ley al derecho de huelga "que no se cita en el proyecto".

Para el ministro, los elogios al juez Garzón se le dirigen también a él, porque la policía depende orgánicamente del Ministerio del Interior. No obstante, Corcuera ironizó sobre quienes desconocen la dedicación de la policía y "colocan todas las medallas en el mismo pecho, porque ya se sabe que hay quien nace estrella y quien nace estrellado".

Relató una conversación con "un antiguo vicepresidente de un Gobierno" a quien Corcuera tranquilizaba sobre el descenso de las críticas a un proyecto de ley cuando los opositores la leyeran. "Ese es tu error", dijo que le contestó su interlocutor, "creer que van a leerla". Según el ministro, hay cosas como la patada en la puerta que no son verdad, "pero quedan bien para estos simpáticos viñetistas".

Patadas en las puertas

"No soy partidario de la patada en la puerta", agregó "excepto cuando sea imprescindible", pero es que los equipos especializados de las fuerzas de seguridad "han desarrollado procedimientos técnicos depurados, y no es que se caiga la puerta, es que la puerta sale zumbando".

La insistente afirmación del ministro de que algunos diputados del PP están de acuerdo con éI y no con su partido -"si dos de los que están aquí me autorizan, doy nombres", desafió- provocó la ira de Federico Trillo. El portavoz popular, después de que sus compañeros despidieran a Corcuera irónicamente con gritos de "¡torero, torero!", le replicó que sólo había dos formas de justificar su afirmación. O, efectivamente, se lo habían dicho los diputados o había intervenido conversaciones.

Después de un abucheo de los bancos socialistas, Trillo dijo que se iba a limitar a la primera posibilidad. "Creía", explicó, "que cierto estilo basado en la insinuación, la difamación y la maledicencia se había acabado con la salida del Gobierno del anterior vicepresidente".

Estas palabras hicieron estallar el más sonoro enfrentamiento. Durante casi un minuto, populares y socialistas las aplaudieron y patearon, respectivamente, mientras se cruzaban entre los bancos de uno y otro grupo descalificaciones y algún insulto.

Pons, a golpe de campanilla, exigió varias veces orden hasta que logró restablecerlo.

El presidente de la Cámara negó la palabra a su compañero de partido, Eduardo Martín Toval, portavoz del PSOE. "Les recuerdo a los señores diputados que el debate lo dirige esta presidencia", apostilló. "Eso espero", replicó Martín Toval.

Trillo terminó desde la tribuna dirigiéndose a Corcuera. "Lo que ha hecho hoy aquí no merece la confianza ni de esta Cámara ni de los españoles como ministro del Interior. Ni la droga ni la seguridad ciudadana son cosas para tomárselas a chirigota".

Alfonso Guerra replicó desde su escaño por alusiones. "Lamento que el partido conservador de España", dijo, "no tenga en un tema tan importante como éste una persona de más alta catadura moral que sacar a la tribuna". La bronca se reanudó.

Rodrigo Rato, del PP, obtuvo permiso de Pons para decir que las palabras de Guerra su grupo Ias considera injuriosas contra el honor de un diputado y solicita que se retiren del diario de sesiones". Nuevo cruce de gritos, hasta que el presidente logró hacerse oír para dar la palabra a José Luis Núñez, de IU, que volvió al contenido de la. ley.

Posteriormente, Corcuera se levantó de su escaño y trató de tomar la palabra, pero el presidente del Congreso, Félix Pons, le denegó por dos veces la autorización para hablar ante el Pleno y dio por finalizado el debate, ante el estupor del ministro.

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