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La tragedia de Dubrovnik

Cuando la muerte amenaza a Dubrovnik, las conciencias diplomáticas se agitan pensando que podrían haber hecho algo más útil. El llamamiento de la CE para celebrar una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas fue bienvenido. También la opinión de lord Carrington sobre la independencia de Eslovenia y Croacia.Dudo que cualquiera de estas cuestiones importe mucho en estos momentos a los 50.000 habitantes de la Dubrovnik sitiada. (...) Se calcula que hay una explosión por segundo y que una quinta parte de la ciudad está en ruinas. Miles de personas se apiñan en campos de refugiados, y las rutas de escape han sido cortadas. (...) Todo ello ha sido provocado por unidades del Ejército federal que no han recibido contraataque en respuesta.

La indignación que deberíamos sentir nada tiene que ver con el status de Dubrovnik como ciudad histórica, "una perla de la arquitectura medieval". (...) El problema ahora es dónde irán los cascos azules de cualquier fuerza de paz.

Las fuerzas de paz no pueden cambiar lo que ha sido decidido por las armas. La única solución del problema sería algún tipo de intervención que vigilara tanto las fronteras originales como las surgidas tras la guerra, mientras se estabiliza alguna forma de supervisión sobre los territorios en conflicto. Hace falta ingenio diplomático, pero sólo si los diplomáticos reaccionan a tiempo.

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, 13 de noviembre

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