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Graves divergencias entre los Doce sobre el papel del ecu durante la segunda fase

Los ministros de Economía y Finanzas de la CE no pudieron superar ayer en Bruselas las amplias diferencias que les separan sobre el papel del ecu y del Instituto Monetario Europeo a partir del próximo 1 de enero de 1994, fecha en que dará comienzo la segunda fase preparatoria de la moneda única. Los Doce sí alcanzaron un principio de acuerdo para introducir en el tratado una cláusula que permita limitar o suspender la libre circulación de capitales "por razones fiscales". La fórmula definitiva deberá ser, sin embargo, todavía perfilada.

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La propuesta del Reino Unido y Francia de poder limitar la libertad de movimientos de capitales cuando existan implicaciones tributarias fue bien acogida por los Doce. Existe el acuerdo de poder imponer restricciones cuando se trate de blanqueo de capitales, evasión o incluso en los casos de simple elusión fiscal.

El ministro de Economía, Carlos Solchaga, manifestó que "en un sistema en que cada día se crean nuevos activos y la ingeniería financiera prospera por doquier es imposible prever por ley todos los supuestos". La experiencia, añadió, ofrece ejemplos sin parar que "permiten a los ciudadanos eludir impuestos, a poder ser de manera legal".

Para Carlos Solchaga, el final será que habrá acuerdo en Maastricht, "aunque no sea satisfactorio" para ninguno de los dos bloques de países enfrentados. Los problemas pendientes, aparte de la cohesión económica y social, "un aspecto horizontal que afecta tanto a la unión monetaria como a la unión política", son las competencias que debe asumir el Instituto Monetario Europeo, el papel a jugar por el Ecu y la definición de los criterios para acceder a la tercera fase.

Las ideas están todavía "poco claras", según varios ministros. Para superar las diferencias antes de la cumbre, los Doce han convocado una reunión especial el próximo día 25, aparte del repaso general de tres días, entre el 1 y el 3 de diciembre.

La dificultad esencial se deriva de la posición alemana, fuertemente centrada en la convergencia económica y que parece decidida a hacer de la segunda fase transitoria un simple ejercicio de abstención en materia de política monetaria común. De esta forma, preserva el valor del marco como moneda de referencia en Europa y se mantiene a la expectativa hasta que llegue el momento de adoptar la moneda única.

El Instituto Monetario

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, definió de "taparrabos" el Instituto Monetario Europeo (IME) tal como figura en el proyecto holandés. Esta institución está llamada a desaparecer cuando, en la tercera fase, se cree el banco central europeo. El IME, tal como lo entienden Alemania, Holanda y el Reino Unido, carecería de competencias.

Estos tres países se niegan a que esté dotado de capital propio y se resisten incluso a que los países que voluntariamente lo quieran le encomienden la gestión de parte de sus reservas de divisas. La posibilidad de emitir depósitos en ecu, según Solchaga, actuaría de "mecanismo regulador" para evitar una política monetaria demasiado laxa. El público o las empresas, ante la debilidad de su moneda nacional, acudiría al ECU y ello obligaría al Gobierno afectado a actuar para reducir los tipos de interés.

El proyecto holandés defiende un ECU congelado durante toda la segunda fase, es decir, constreñido al actual peso de las monedas que lo componen. La teoría se enfrenta al ECU duro que defiende España y, antes, Alemania, como vía para fortalecer la divisa llamada a convertirse en moneda única. Según esta propuesta, jamás se devaluaría ante cualquier reajuste de las monedas que lo componen. Alemania se escuda para no convertir la segunda fase en una etapa activa en la falta de independencia de algunos bancos centrales.

Según Solchaga, para acceder a la tercera fase, gana terreno la vía política de flexibilizar esos criterios para aquellos países con planes de ajuste en la buena vía y en los que "Ias opiniones públicas se enfrentarían a una gran frustración si no pudieran acceder de entrada a la moneda única".

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