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Un largo invierno aguarda a Bush

Los estadounidenses exigen a su presidente un nuevo orden nacional

Antonio Caño

George Bush es quizá el único estadounidense que al regresar a su país después de un viaje al extranjero no pronuncia una frase típicamente americana: "En ningún lugar como en casa". Y motivos tiene para no hacerlo, al llegar a Washington después de haber visitasdo el país número 33 desde que es presidente de Estados Unidos.

Y es que Bush no vuelve como el líder indiscutible de la política mundial, sino como un gobernante discutido por sus dudosos resultados en política interior y presionado por una oposición demócrata que, por primera vez en más de una década, siente la Casa Blanca al alcance de su mano.Después de dedicarse en Roma y La Haya al nuevo orden internacional, debatiendo de la seguridad europea y de la crisis en la Unión Soviética, Bush es recibido en Washington con una demanda generalizada: la de un nuevo orden nacional basado en la recuperación económica, la reforma del sistema sanitario y la mejor de la enseñanza.

George-Bush se encuentra de hecho, a su vuelta a la capital federal, con el comienzo de la campaña para la reelección, que nadie se atreve a dar hoy por descontada después del inesperado revés electoral sufrido por el Partido Republicano en las elecciones de Pensilvania.

Los demócratas, según ha dicho el presidente del partido, Ron Brown, ven clara la situación del país: "La política económica de Bush ha fracasado; Estados Unidos necesita un cambio". Los candidatos demócratas, estimulados por el éxito de su desconocido compañero en Pensilvania, han redoblado sus esfuerzos en su carrera hacia la presidencia, pero el principal candidato potencial de la oposición todavía está deshojando la margarita.

Toda la clase política norteamericana tiene su mirada puesta en el hamletiano gobernador de Nueva York, Mario Cuomo, cuya participación en la campaña convertiría ésta en una carrera muy cerrada. "Mi corazón me dice que me presente..., ahora es el, momento. Pero mi mente me dice: tengamos primero todos los datos, y eso es lo que estoy haciendo por el momento", ha comentado el gobernador.

Las últimas encuestas han demostrado que Cuomo es el candidato demócrata preferido por los votantes. Pero hay otro dato preocupante para Bush: un 30% del electorado está en estos momentos dispuesto a votar por cualquier candidato de la oposición antes de hacerlo por el actual presidente.

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Claramente golpeado por las críticas recibidas por sus frecuentes viajes al exterior, el presidente suspendió una larga gira por Asia prevista para finales de este mes. En realidad, durante su última visita a Roma ya dedicó dos terceras partes de su conferencia de prensa a convencer a la opinión pública norteamericana de que su interés por la política exterior trae beneficios internos a Estados Unidos.

"Nuestra relación con Japón", dijo Bush en la capital italiana, "es importante en casa. Es importante para los puestos de trabajo en Michigan y en otros muchos Estados. Es importante en cuanto al desarrollo tecnológico, y es importante en cuanto a otras muchas cosas" '

Pero esto no parece convencer a millones de norteamericanos afectados por la incapacidad del Gobierno para sacar al país de la situación de recesión. La recuperación del ritmo de crecimiento del producto nacional bruto, con el 2,4% del primer cuarto del año, es muy inferior al 6% que se esperaba. Los consumidores siguen asustados, y las ventas no se han elevado como se preveía para esta altura del año. "Un crecimiento del 2,4%", reconoció Bush, "no es un crecimiento vigoroso, no es el tipo de crecimiento que queremos ver en Estados Unidos, pero tampoco es recesión, como está diciendo la gente".

El presidente sabe, en todo caso, que algo tiene que hacer en las próximas semanas en el terreno económico para evitar un descenso de popularidad. La solución más mencionada entre los expertos en Washington es una reducción de los impuestos.

Desde el propio Partido Republicano han empezado a surgir críticas. Un debate celebrado esta semana en la Heritage Foundation, uno de los principales grupos de influencia conservadores, exigía al presidente una reducción inmediata de los impuestos y le advertía que "su sola presencia no es suficiente para ganar". "La campaña electoral requiere más energía y exige exponer un punto de vista más claro y más decisivo sobre la situación económica", sostuvo en ese debate uno de los dirigentes republicanos.

La reducción de impuestos es una estrategia que la Casa Blanca tiene preparada para aplicar en los primeros meses del próximo año si los demócratas ascienden en sus expectativas electorales. Pero, por el momento, Bush ha dicho que tiene que pensarlo primero con detenimiento.

"A través de todo el país, los votantes están expresando impaciencia, frustración y amargura", afirma con tono dramático el diario The Wall Street Journal. En algunos casos, la razón no es sólo la pérdida del poder adquisitivo, sino el deterioro de servicios públicos fundamentales como la salud y la educación.Sobre este último tema, Bush trató de anticiparse a los acontecimientos hace dos meses con una legislación para mejorar el nivel de la enseñanza. En cambio, el país no observa progresos en el aspecto de la salud. Treinta y cuatro millones de norteamericanos siguen sufriendo la falta de servicios sanitarios porque ni el Estado se ocupa de ellos ni tienen dinero para pagar la sanidad privada.

Un buen colaborador de Bush, el jefe de la minoría republicana en el Senado, Robert Dole, advirtió esta semana al presidente que "el tema de la atención médica va a ser el punto central de la campaña electoral". Dole y otros 18 senadores republicanos están impulsando una reforma legislativa para favorecer a la población sin asistencia sanitaria. De esta manera, los legisladores tratan de ocupar el espacio que Bush ha dejado vacante con sus continuos viajes al exterior.

En estas condiciones, nadie ya -ni republicanos ni demócratas- se atreve a hablar de ayuda para la Unión Soviética. Los dos partidos se han puesto de acuerdo para paralizar una discusión pendiente en el Congreso sobre la utilización de 1.000 millones de dólares del presupuesto de Defensa para ayudar a la URSS.

Durante todos estos meses, Bush ha estado mencionando el peligro del infierno en Moscú sin caer en la cuenta de que el invierno también es frío y largo en Estados Unidos. Especialmente frío puede resultar para el propio presidente si no llega al comienzo oficial de la campaña electoral; en febrero próximo, con algo más que ofrecer en su programa doméstico.

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