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La familia de Maxwell cobrará 4.000 millones si se demuestra que su muerte no fue por causas naturales

La familia de Robert Maxwell cobrará unos 4.000 millones de pesetas (20 millones de libras) de una póliza de seguros suscrita por el magnate británico si se demuestra que éste murió en un accidente y no por causas naturales, como se afirma en el dictamen provisional de la autopsia realizada por forenses españoles. El próximo lunes, al día siguiente del funeral en Jerusalén, Elizabeth Maxwell y sus siete hijos decidirán en Londres, en consejo, si inician una investigación paralela. La tripulación del Lady Ghislaine, el yate desde el que cayó al mar en Canarias el magnate de la prensa, está aparentemente bajo sospecha de la familia del fallecido, según se desprende de informaciones obtenidas en el entorno de la viuda y sus hijos.

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Robert Maxwell había recibido tratamiento, en las últimas semanas, para superar un edema pulmonar, y sólo le funcionaba uno de los dos pulmones. El profesor Bernard Knight, forense, comentó ayer en Londres que la ausencia de agua en los pu1rilones de Maxwell no quiere decir que no se ahogara. "Sólo la mitad de los cuerpos rescatados del mar muestran los síntomas clásicos de muerte por ahogamiento; este tipo de muerte es una de las más difíciles de diagnosticar por los forenses", informa . Knight añadió que sólo un infarto de miocardio o una trombosis coronaría son fácilmente diagnosticables por el forense, "pero los médicos españoles no han hablado en concreto de ninguno de estos dos accidentes cardíacos". La representación jurídica de la familia Maxwell en Tenerife espera recibir instrucciones para personarse en las diligencias judiciales abiertas.El féretro con los restos mortales del magnate salió de Gran Canaria a las 3.35 de ayer rumbo a Israel. El barco continúa en la dársena pesquera de Santa Cruz de Tenerife, a pesar de que la juez no ha dictado ninguna orden judicial de retención del yate en contra de lo que se había dicho anteriormente. La juez de Granadilla (Tenerife), Isabel Oliva, que instruye el caso, no considera necesario que la tripulación permanezca más tiempo en la isla.

Retirado el diario de a bordo

Sin embargo, el abogado de la familia en Canarias, Julio Hernández Claveríe, declaró a EL PAS que "el yate se quedará en Tenerife al menos una semana más, hasta cuando los Maxwell consideren necesario". El capitán, el británico Angus John Rankin, no ha recibido orden de zarpar hacia su base en Palma de Mallorca y, según comprobó este periódico, la compañía de seguridad que presta protección privada a la embarcación, tiene contratado su servicio hasta el próximo día 13. De otra parte, el cónsul británico en Tenerife, Keith Hazell, retiró ayer del Lady Ghislaine, por orden de su Gobierno, la hoja de incidencias y otros documentos.

El abogado Hernández Claveríe, que habló ayer por primera vez, dijo: "La autopsia para la familia es aún es muy provisional". Esto coincide con las manifestaciones de Philip Maxwell, hijo del fallecido, quien, a última hora de la noche del jueves, cuando dejaba el yate junto a su madre y su hermana Ghislaine, rumbo a Israel, señaló a este diario: "No se puede afirmar nada hasta que el resultado de la autopsia sea definitivo".

Fuentes próximas a la familia reconocieron que durante los tres días que han convivido con la tripulación del yate en Tenerife han interrogado por su cuenta a las 11 personas que la componen: nueve británicos, una danesa y un norteamericano.

La tripulación del barco es relativamente nueva; ninguno de sus miembros lleva más de seis meses a bordo. Todos sus componentes tuvieron que ratificar ayer y el pasado jueves ante la juez Isabel Oliva sus declaraciones del primer día a la Guardia Civil. A pesar de que la familia de Maxwell no parece dispuesta de momento a dar por cerrado, el caso, la citada juez podría estar convencida de que la muerte del editor británico ha sido "un desgraciado accidente", según señaló ayer a este periódico el portavoz judicial José Luis Santos.

Según Santos, las muestras del cadáver de Maxwell fueron enviadas al final al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid y no al de Sevilla, para ser sometidas a análisis muy sofisticados, al objeto de despejar todas las dudas. La familia pensó en un principio que se trataba de un secuestro; después se han barajado las hipótesis propias de un caso oscuro como éste: envenenamiento u otra causa violenta. La rápida difusión del avance sobre el resultado de la autopsia, pareció disipar todas las dudas, pero no ha sido así.

Robert MaxweIl cayó al agua en pijama, según fuentes próximas a la familia. Los investigadores han determinado que se precipitó al mar por la popa, a estribor, ya que en ese lugar se encontraron rastros muy débiles que delatan lo ocurrido. A la hora que debió de producirse este suceso, sobre las cinco de la mañana, había un vigilante de turno que asegura no haber advertido nada anormal. La cama del camarote de la víctima estaba "desecha, con la manta recogida hacia los pies, pero no se observó nada extraño", según los mismos medios.

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