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EL FUTURO DEL PACTO ATLÁNTICO

La nueva OTAN nace con la asignatura pendiente de la identidad de defensa europea

La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN, celebrada ayer y anteayer en Roma, respaldó el nacimiento de una Alianza Atlántica más olítica, garante de la seguridad paneuropea y situada en el vértice de la red de instituciones para la gestión de crisis en Europa. Pero la asignatura pendiente de esta nueva OTAN reforzada es la identidad de seguridad y defensa europea. Las discrepancias de los aliados se extienden a la capacidad de la OTAN de intervenir fuera de zona.

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Francia y el Reino Unido hacen lecturas encontradas del acuerdo de los aliados que refleja el consenso sobre la identidad europea de seguridad y defensa, uno de los ejes de la unión política de la Comunidad Europea. Para el presidente francés, François Mitterand, "es la primera vez que la Alianza Atlántica se pronuncia claramente sobre la existencia de una identidad europea, que se proyecta, y, por tanto, ha comenzado a existir". En su opinión, Estados Unidos debe comprender que "Europa como tal existe y existirá cada vez más". Francia está fuera de la estructura militar aliada.El primer ministro británico, John Major, afirmó que en los debates nadie objetó la supremacía de la OTAN, reconocida en el acuerdo como "foro esencial" y lugar de consulta obligada. "Pero el Reino Unido", afirmó Major, "no aceptará que la Unión Europea Occidental [UEO] esté subordinada a la Comunidad ni que esta organización de defensa reciba órdenes directas del Consejo Europeo".

El centro de la polémica no es si puede existir la identidad europea, sino su verdadera valía y si esa política comunitaria puede dotarse de una estructura militar propia. El suspense para la cumbre de Maastricht está servido.

George Bush eludió mezclarse en la polémica y reflejó una postura de apariencia más flexible, lo cual demuestra, según Felipe González, que "es más fácil entenderse con Estados Unidos y Canadá que con algunos socios comunitarios". El secretario de Estado norteamericano, James Baker, sí precisó que se habían disipado "algunas ambigüedades en el aire" sobre el Ejército europeo. Bush tan sólo admitió que existen "diferencias de opinión, pero no divisiones en el seno de la OTAN". González se erigió en representante de una tercera vía de acuerdo. El debate sobre la identidad europea, en su opinión, "se ha superado de manera muy positiva, pero es difícil prever lo que va a ocurrir en la cumbre de la CE".

La articulación entre CEUEO y OTAN, según González, "no será fácil" y a anticipar las dificultades 'contribuyó el secretario general de la OTAN, Manfred Wörner. "Hoy hemos establecido los principios de esas relaciones y todos están de acuerdo en ello sin equívocos", dijo Wörner. A los socios comunitarios corresponderá decidir las modalidades del concepto de defensa europea, pero después de ello, la Alianza será la encargada de ultimar los detalles de cooperación, consultas y formas de relación con la UEO.

Límites de actuación

La división se agudiza con el proyecto italo-británico de limitar la defensa europea y la fuerza de que estaría dotada para la intervención en conflictos fuera de Europa. "No participo de la idea de que deba actuar sólo fuera de zona", señaló González.

La declaración final aprobada ayer afirma que "el desarrollo de una identidad de seguridad y del papel de Europa en materia de defensa, reflejados en la consolidación del pilar [europeo] en el seno de la Alianza, reforzará la integridad y eficacia de ésta última". El objetivo será consolidar "el vínculo trasatlántico fundamental, del que la Alianza es garante, y mantener plenamente la unidad estratégica y la indivisibilidad de la seguridad de todos los aliados".

El campo de acción de la OTAN es otro punto de discrepancia. La Alianza se ha erigido en garante de la seguridad europea tanto del Este como del Oeste y, dentro de la prioridad concedida a la solución política de las crisis, insitucionalizará las relaciones directas con los antiguos miembros del Pacto de Varsovia, más las tres repúblicas bálticas. El ingreso como socios, según coincidieron Wömer y Mitterrand, es un proceso largo.

La cooperación y el foro conjunto de discusiones servirán para buscar soluciones a los conflictos, como complemento al papel que puedan jugar la CE y la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa. Si la vía política falla, el tratado, según Wörner, "no prohíbe intervenir fuera de zona, aunque para ello haría falta el acuerdo global de todos los aliados".

La acción aliada fuera de su marco territorial tiene un frente más abierto, justificado por el nuevo concepto estratégico aprobado, que se basa en "un concepto más amplio de la seguridad" y en los riesgos multidireccionales e imprevisibles que acechan a Europa, especialmente "al sur del Mediterráneo y en Oriente Próximo".

Los aliados están de acuerdo en la posibilidad de intervenir para "contribuir a la gestión de las crisis", cuando éstas entrañen una amenaza militar para ellos.

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