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LA DESAPARICIÓN DE ROBERT MAXWELL

"Se supone que se cayó"

Juan Cruz

JUAN CRUZ A las tres de la madrugada de ayer, un día después de que Maxwell desapareciera de su yate, el capitán Angus Ranking, confuso y abatido, regresaba a su barco. Tras más de cuatro horas de interrogatorio en la comandancia de la Guardia Civil de Los Cristianos, este inglés corpulento y rubicundo sólo podía decir cinco palabras: "Hablen con el Grupo Mirror". Su silencio era similar al de la juez de instrucción de Granadilla, Isabel Oliva, que mantiene el secreto de la investigación sin fisura alguna.

Versiones oficiales que no han sido desmentidas afirman que el magnate Maxwell, acosado por las deudas multimillonarias y asaltado en su propio país por las más diversas sospechas, gozaba de buena salud moral, al menos en las horas que precedieron a su muerte. "Habló con su hijo Kevin por teléfono y la conversación fue para hacer planes de futuro", dicen quienes conocen el desarrollo de la investigación.

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Desnudo y boca arriba

Aunque ninguna especulación ha sido descartada, porque ni siquiera se ha completado el atestado para uso judicial, hay un hecho cierto, según señalaba ayer en Los Cristianos una autoridad de la zona marítima: "Este hombre tuvo que caer ya muerto al mar: un cuerpo vivo traga agua y se hunde". Maxwell fue hallado 18 horas después de lo que se supone que fue el momento de la muerte. Las primeras informaciones que han podido, superar el secreto de sumario afirman que Maxwell fue hallado "desnudo y boca arriba, sin señales de violencia", según la versión del gobernador civil de Tenerife, Angel Delgado. La desnudez del cadáver podría responder a la costumbre de Maxwell de pasearse desnudo por la cubierta de su barco.

La caída al mar, voluntaria inducida, ha sido una hipótesis manejada desde que se conoció la desaparición del magnate. Los que conocen el barco afirman que es muy difícil caerse casualmente de su cubierta, porque la única rampa abierta al mar es la que sirve de plataforma para nadar. La estabilidad del barco, preparado para soportar huracanes, descarta también la posibilidad de una caída propiciada por cualquier vendaval, por otra parte estos días inexistente.

Las diversas versiones oficiales que hay sobre los últimos minutos del magnate indican que aquella noche parecía tener problemas con el calor, porque pidió el aire acondicionado a las 4.25 horas y solicitó que lo anularan 20 minutos más tarde. Los problemas con el calor, o bien cualquier tipo de ahogo, pudieron haberle inducido a salir a cubierta, sufrir un desmayo o un infarto y caer con su larga estatura y su corpulenta humanidad (1,90 metros, 140 kilos) ya cadáver a las aguas del Atlántico.

La Guardia Civil que interrogó a todos los tripulantes y los puso a disposición judicial resumió el estado actual de las investigaciones a través de un portavoz muy escueto, que, sin más palabras, explicó: "Se supone que se cayó".

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