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Un imperio en el viento

Viajes Meliá, otro problema para Parretti

La animada semana que ha tenido el financiero italiano Giancarlo Parretti en España es sólo un trueno más en la tormenta que le persigue allá donde va. El lunes prestaba declaración en Madrid ante la Audiencia Nacional por una supuesta estafa a los accionistas minoritaríos de Renta Inmobiliaria y una presunta evasión de 16.000 millones de pesetas. Dos días más tarde, esta vez en Valencia, aprovechaba la junta de accionistas de Viajes Meliá -otra de sus empresas en España- para realizar una operación acordeón (reducción de capital y simultánea ampliacion para absorber pérdidas) y dejar sin partitura a su antiguo socio Florio Fiorini.

El problema más inmediato al que se enfrenta Parretti en España es buscar los 3.000 millones de pesetas que se comprometió a desembolsar en la junta de Viajes Meliá antes del próximo día 11. No es una tarea fácil. Como tampoco lo es convencer a los trabajadores de que compren la emisión de obligaciones convertibles, por importe de otros 3.000 millones, que el financiero italiano precisa para culminar el saneamiento de Viajes Meliá. El representante de UGT en Viajes Meliá, Félix Nanclares, reclamó a Parretti la pasada semana el control de la agencia por parte de los trabajadores y la seguridad de que los ahorros de los trabajadores no correrían ningún riesgo como condiciones para acudir a la emisión. Parretti, según Nanclares, no accedió a negociar las condiciones de la emisión.Parretti necesita algo más que ingenio y decisión para resolver la difícil situación por la que atraviesa su entramado de empresas. Viajes Meliá está en el punto de mira de la competencia, y su evolución es seguida muy de cerca por las empresas para las que trabaja.

Iberojet, mayorista del sector turístico radicado en Palma de Mallorca, reconoce que en las últimas semanas sus relaciones comerciales con la agencia de viajes de Parretti "se han endurecido". Sin más explicaciones. Mientras tanto, las grandes empresas con las que trabaja Meliá siguen muy de cerca las informaciones sobre Giancarlo Parretti. Iberia, con la que Viajes Meliá mantiene una relación que en pesetas se eleva a 10.000 millones anuales, asegura que "Meliá continúa vendiendo nuestros billetes sin problemas", pero puntualiza que "seguimos la evolución de la compañía con mucha atención". Por volumen de negocio, Meliá es la cuarta agencia entre las que operan con Iberia. Renfe afirma que no existe por el momento ningún problema con Meliá, que, por otro lado, tiene depositado en la compañía un aval que, según la red de ferrocarriles, es suficiente para cubrir eventualidades.

Con ser importante, el problema de Parretti en Meliá es una menudencia comparado con las dificultades que tiene en Estados Unidos, Francia o Italia. En septiembre, las autoridades estadounidenses revocaron el visado de residencia. ¿Motivo? Según recogía el Wall Street Journal, citando fuentes oficiales, "mintió sobre su historial delictivo en 1982", fecha en la que se le autorizó a residir en EE UU.

Pero el contencioso que más tinta ha hecho correr en los últimos meses ha sido su intervención en la compra de la mítica productora cinematográfica Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). La operación fue realizada por Parretti con su hasta entonces inseparable Fiorini con la ayuda económica -más de 100.000 millones de pesetas- de una filial holandesa del banco público francés Crédit Lyonnais. Ante el manifiesto incumplimiento de las obligaciones financieras del italiano, la entidad pública francesa decide destituir a Parretti de la presidencia de MGM y entablar acciones judiciales contra él.

El siciliano pagó con la misma moneda a sus ex socios. Este noviazgo no es el único que ha roto Parrettí en los últimos meses. A consecuencia de la batalla de MGM, las relaciones con su socio de toda la vida, Florio Fiorini, se enfriaron. Fiorini se decantó por Crédit Lyonnais, infidelidad que no le ha perdonado.

Curiosamente, el pasado lunes ambos coincidieron en Madrid, y Parretti anunció la reconciliación. Unas horas después, a orillas de su entrañable mar Mediterráneo, Parretti no permitía que los representantes de Fiorini entraran a la junta de accionistas de Meliá. Esta circunstancia permitió al siciliano nombrar consejeros a su mujer, Maria Cicconi, y a su hijo, Mauro Enrico Parretti.

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