Guerra critica el neoliberalismo y lo compara con el bolchevismo
El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, publica un artículo titulado 'Socialismo y economía' en el último número de la revista El Socialismo del Futuro, en el que hace una dura crítica de los postulados neoliberales, afirmando que algunos de sus representantes "parten de una especie de doctrinarismo que sustituye al totalitarismo de la era bolchevique". "Los neoliberales, como los bolcheviques antaño, están convencidos de que hay un único mecanismo para resolver los problemas prácticos de la humanidad" añade en ese artículo sintetizado por Europa Press.
El dirigente socialista parte su reflexión de la caída del socialismo real, aseverando que la pugna abierta entre el socialismo democrático y el comunismo se ha zanjado finalmente a favor de las tesis del primero y que comete un error el pensamiento neoliberal que se ha apresurado a tocar a rebato, anunciando, junto con el colapso del comunismo, el triunfo del capitalismo y la derrota final del socialismo. A su juicio, las opciones ideológicas se han simplificado y lo que se enfrenta hoy es el neoconservadurismo, o neoliberalismo, y el socialismo democrático, y en las recetas económicas del primero, "bajo su pretendido carácter científico, se encierra mucho contrabando ideológico".
"El mercado", dice Guerra, "puede satisfacer las necesidades humanas -como desde el neoliberalismo doctrinario se dice-, pero la famosa mano invisible no conduce a lograr el equilibrio preciso de necesidades e intereses generales. Esto es lo que desconocen u ocultan algunos neoliberales actuales, que parten de una especie de doctrinarismo que sustituye al totalitarismo de la era bolchevique".
Guerra insiste: "Hay quienes hablan incluso del neoliberalismo como un nuevo doctrinarismo de nuestra era posbolchevique. Los neoliberales están tan convencidos, como los bolcheviques de antaño, de que hay un único mecanismo que resolverá los problemas de la humanidad. Por ello no tienen en cuenta la necesidad de corregir las imperfecciones del mercado".
A su juicio es evidente la crisis económica del comunismo, pero también la del neoliberalismo y de las recetas neoconservadoras, "cuyas consecuencias más notorias son un aumento enorme y peligroso de los déficits públicos de algunos países poderosos, el fracaso en control de la inflación, la incapacidad para resolver los problemas del paro, el incremento de la pobreza en importantes sectores sociales y los desequilibrios internacionales.
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