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Estupor francés ante un psicodrama televisado

Los franceses han seguido con estupor y cierta inquietud lo que, en Le Monde, la profesora Françoise Burgess llama "el psicodrama televisado" del juez Thomas. Estupor, porque la sociedad francesa es estrictamente respetuosa con la vida privada de las personas, en particular su vida sexual. Ese respeto protege por igual al anónimo trabajador de limpieza y al presidente de la república.Inquietud, porque la creciente "americanización" de la sociedad francesa hace temer que en un futuro no lejano el peso de la televisión-espectáculo barra todas las tradiciones de discreción y tolerancia'. Para Burgess, el asunto Thomas ha sacado a la luz la "represión sexual" y la "histeria puritana" de la sociedad norteamericana. Las tres jornadas de audiencias televisadas, dice, no han supuesto necesariamente una victoria para las mujeres. Lo que han puesto en evidencia es que "los medios de comunicación se deleitan con todo lo que toque de cerca o de lejos las relaciones sexuales". "Ya no hay posibilidad para un político de tener la menor parcela de vida privada", añade Burgess.

Más información
El acoso sexual se denuncia públicamente en caso distintos países, tras el 'caso Thomas'

Con todo, el acoso sexual sigue existiendo en Francia. Dos empresarios de Lille han sido condenados a dos meses de prisión, 6.000 francos de multa -unas 100.000 pesetas- y 5.000 francos por daños y perjuicios por haber hostigado a dos candidatas a un empleo.

Frank Girard y Patrick Gorgol, dos comerciantes en porcelana de Lille, recibieron el pasado 21 de septiembre a dos jóvenes candidatas a trabajar en su empresa. Durante la conversación, que se celebró en una sala decorada con dibujos eróticos, las mujeres tuvieron que escuchar cosas como éstas: "¿Cuántás veces hacen el amor por semana?", "Si quieren trabajar en nuestra empresa, deberán llevar minifalda y escotes atrevidos", "No tomen la píldora, engorda las piernas" y "¿Estarían dispuestas a desnudarse de inmediato".

En el juicio, ambos hombres aceptaron haber hecho esas afirmaciones. "Se trataba tan sólo de bromas", dijo uno de ellos. La presidenta del tribunal le cortó por lo sano: "Es increíble. Ustedes se creen con el derecho de decir cualquier cosa porque son hombres frente a muchachas, patronos frente a futuras empleadas. Van a tener que empezar a contenerse".

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