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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Su moral y la nuestra

UN FAMOSO dirigente de Herri Batasuna acaba de declarar, en la presentación de unas jornadas sobre medios de comunicación organizadas por su partido, que la prensa tiene un "importante papel que cumplir para superar el actual clima de enfrentamiento y crispación en Euskadi". Para ello, los medios deberían evitar, sobre todo, "simplificar la situación del país (como si se tratase de una confrontación) entre buenos/demócratas y malos /violentos". Pero para que los periodistas y muchas otras personas pudieran abandonar esa distinción sería preciso olvidar que, desde comienzos de año, ETA ha asesinado a 37 personas y herido a bastantes más. Tendrían que fingir, por ejemplo, que no se han enterado de que sujetos a quien ese dirigente considera heroicos patriotas montaron, instalaron y activaron los artefactos que ayer estallaron en Madrid, segando la vida de un teniente y mutilando cruelmente a otras tres personas. Es cierto que hay quienes prefieren hacer como que no ven, pero son cada vez menos. Y ello incluso entre los sectores hasta hace poco más sensibles a los mensajes de los profetas armados: según un estudio del Gobierno vasco, el porcentaje de jóvenes de esa comunidad que justificaban el terrorismo había des cendido desde el 36,3% de 1986 hasta el 27,4% registrado en 1990. Y si hace cinco años el 20% de los vas cos de entre 15 y 29 años manifestaba que nunca votaría a HB, en 1990 la proporción era ya del 30%.

Pero, siendo condición necesaria, el desgaste de los apoyos sociales no basta para acabar con ETA. Pues, por grande que sea su aislamiento, es difícil de imaginar que unos dirigentes en cuyo currículo figura, entre otros muchos crímenes, la orden de matar a Yoyes y a Pertur vayan alguna vez a aceptar tomar la decisión de disolver el tinglado que les permite seguir en la brecha y hasta contar con la admiración de los dirigentes de HB y otros famosos teóricos. Teóricos que desde hace años vienen sosteniendo la moral de ETA con el argumento circular de que, por una parte, la existencia de una cruenta lucha armada demuestra la gravedad del problema vasco; gravedad que, por otra, justifica el recurso a la violencia.,

Según los documentos capturados hace poco por la Ertzaintza, los dirigentes así adoctrinados han ordenado a sus comandos realizar cuantos atentados puedan, a fin de "reforzar la moral de los presos". Cuesta trabajo creer que haya seres humanos para quienes la visión de una niña de 13 años mutilada por una bomba sea motivo para recobrar cualquier clase de moral. Pero apenas cabe imaginar una mejor definición de cuál es la que a ellos les anima.

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