1.500 niños estuvieron bajo la amenaza etarra
Un total de 1.486 niños y jóvenes madrileños vieron truncada ayer su jornada escolar por la violencia etarra. Poco antes de que comenzasen sus clases los 686 escolares del colegioSan Juan García y los 280 del colindante La Anunciata, la segunda bomba de la mañana estallaba a las 8.53 frente a sus puertas. Junto a los hierros retorcidos, Irene Villa, de 13 años, se había quedado sin piernas cuando ibaa otro colegio cercano. Una media hora después, la calle se llenó de madres preocupadas por sus hijos. A las 11.30, el tercer artefacto hacía explosión a unos 50 metros del colegio nacional Ermita del Santo, con 520 alumnos.
Cristina López Benavente, de ocho años, se despertó creyendo que tenía hielo en la cara. La explosión del primer artefacto lanzó sobre su cuerpo dormido los cristales de la ventana del cuarto que comparte con su hermana Victoria, de 12. El frío vidrio le recordó al hielo. Después sintió la sangre. La bomba estalló bajo su ventana. La pequeña vive en el bajo derecha del número 98 de la calle de Duquesa de Parcent, el edificio que resultó más dañado. Salió al salón sin sentir miedo, dice ella, pero sus padres, Pedro José y María Isabel, se quedaron pálidos. "Sólo ha sido el susto, menos mal", comenta su madre. Todos los cristales cayeron sobre la cama donde dormía Cristina.
Una dotación policial trasladó urgentemente a la niña a una casa de socorro próxima, donde se le aplicaron cuatro puntos de sutura en la cabeza y fue curada de pequeños cortes en la cara. "Los policías me decían que era muy guapa y que no me preocupase", recuerda. ¿Y qué piensas de los terroristas? "No pienso nada". Y sigue jugando.
Mientras Cristina era curada, poco más de 10 de los 686 alumnos que cursan EGB en el colegio San Juan García, de los religiosos trinitarios, habían cruzado ya la verja de entrada. No eran las nueve de la mañana y sus padres los habían dejado en el patio. La entrada era a las 9.30.
La explosión del segundo artefacto desencadenó el histerismo infantil. La mañana, con las clases inmediatamente suspendidas, fue una sucesión de padres y madres recogiendo a sus pequeños y exclamando su indignacíón, de niños y niñas telefoneando a sus casas para decir "estoy bien; ven a recogerme", de adultos preocupados llamando al colegio, señala Juan Andrés, director del centro. "De haber explotado poco después hubiera sido una matanza", agrega.
Iván, de 10 años, y su hermano David, de 11, juegan con un balón mientras esperan a su madre. Llegaron después del estallido, con la calle llena de policías, y contestan aún con miedo: "Esto está muy mal. No".
Pared con pared está el colegio La Anunciata, de las religiosas dominicas, con 280 alumnos de preescolar que empiezan su curso entre las nueve y las diez de la mañana. A la hora del estallido, apenas se hallaban en el patio 25 pequeños, según la madre superiora, quien añade: "Fue terrorífico. Cuatro o cinco chicas se abrazaron llorando". También se suspendieron las clases.
A la hora del recreo, en el colegio Buenaventura de la Virgen María, de las Madres Irlandesas, 600 niños y niñas de todas las edades con sus uniformes verdes y sus faldas de cuadros escoceses lloraban ante la falsa amenaza de que en el centro había otra bomba. Allí cursa octavo de EGB Irene Villa González, la joven de 13 años herida de extrema gravedad. Su madre la llevaba allí cuando, a menos de un kilómetro, una bomba les estalló debajo. Otra oleada de niños llamando a sus casas y madres que recogían a sus niños. "Nunca he visto llorar tanto. Ni en un funeral", decía un chaval.
" ¿Pero qué le ha pasado?", sollozaban las amigas de Irene. "Está bien, está bien. La están operando", decían, lívidas, las profesoras. Irene es una cría guapa y morena. "Muy madura", dice Inmaculada, que le enseña Matemáticas y Ciencias Naturales. "Inteligente y positiva", comenta Victoria, la superiora de las monjas. A la puerta del colegio, María del Carmen, amiga de la madre de Irene, lloraba: "Son unos hijos de puta".
En el comedor del colegio público Ermita del Santo, en el que 520 alumnos cursan EGB, los pequeños seguían sobrecogidos una hora después de que la tercera explosión de la mañana hiriese de gravedad a un comandante y a su hermana a sólo 50 metros.
[ La organización terrorista ETA ha asesinado a 14 niños y jóvenes y ha herido a otros 16 desde 1978 hasta hoy. A ello hay que añadir la muerte de dos mujeres embarazadas.]
La información sobre los atentados en Madrid ha sido elaborada por Ana Alfageme, Patricia Gómez, Francisco Mercado, Charo Nogueira, Maite Rico, Javier Rivas y José Yoldi.
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