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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un cantante pasional

Todo parece indicar que el pop español ha recuperado definitivamente a Antonio Vega. En su segundo concierto en Madrid en poco más de un mes, después de la presentación de su elepé en solitario en el Parque Enrique Tierno Galván, el antiguo miembro de Nacha Pop dio un paso de gigante hacia la normalización de su carrera.En 90 minutos de concierto todo fue sobre ruedas, y Vega y sus músicos se mostraron tan seguros como intensos.

Antonio Vega y su banda tienen cada día un mayor control sobre su sonido y su puesta en escena. A cambio pierden algo de tensión. La emotiva espontaneidad que acompaña a todo artista brillante, pero inseguro pierde protagonismo a favor de un grado de profesionalidad imprescindible en un hombre que siempre se ha caracterizado por su irregular directo.

Antonio Vega

Antonio Vega (voz y guitarra), Nacho Béjar (guitarra y coros), Carlos de Yebra (batería), Basilio Martí (teclados) y Marco Rosa (bajo). Precio: 1.200. Aforo: 2.000 personas. Madrid, día 8 de octubre.

El retorno del amigo perdido, al que todo se perdona, es ya una historia olvidada; Vega es un cantante pasional y un guitarrista electrizante, un valor rescatado y al alza, y de su banda se pueden esperar grandes cosas. El resto son especulaciones, mezcla de nostalgia y demagogia.

El concierto comenzó con un sonido con pegada, pero poco brillante. Una versión intensa, aunque con algunos desajustes en el tiempo, del tema Guitarras puso las cosas en su sitio. Agudos y graves alcanzaron el equilibrio, la voz sonó nítida y la instrumentación terminó de cuadricularse.

La siguiente canción fue ¡Síguelo! A ritmo funky, interminable, desentonó con el resto de temas, y sólo sirvió para un par de cosas; por un lado, para recordar al público que Rico, la otra escisión de Nacha Pop, ha salido perdiendo con el divorcio; Antonio escribe canciones intemporales, clásicos en potencia, y ¡Síguelo! es la excepción que confirma la regla. Por otro lado, sirve para presentar a los miembros de la banda.

Después llegó la siempre emotiva Chica de ayer y una inmejorable versión de Desordenada habitación, con la voz del compositor madrileño al límite y el único apoyo de plano y guitarra. Después de bordar esta canción, el Triángulo Nacha quedó cerrado con una acelerada recuperación de Enganchado a una señal de bus.

Era difícil superar ese final. El público entregado, el sonido rozando la perfección, y una carta de lujo en la manga: Una décima de segundo, a capella.

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