El Rey recordó en la ONU que Gibraltar sigue siendo un problema colonial aun sin resolver
En su segunda alocución ante la Asamblea General de la ONU, -la primera fue hace cinco años-, don Juan Carlos recordó ayer la persistencia de "un problema colonial aún sin resolver, que afecta a la integridad territorial de España y que, como ustedes saben" dijo, "es especialmente sensible para todos los españoles". "Se trata de Gibraltar" un contencioso sobre el que expresó la "esperanza de que el proceso negociador hispano-británico actualmente en marcha sea eficaz para alcanzar una solución acorde con los tiempos que vivimos".
Don Juan Carlos no mencionó, en cambio, otro proceso de descolonización que atañe a España, el del Sáhara Occidental, un territorio en el que la ONU promueve un referéndum de autodeterminación que las trabas puestas por el Gobierno de Rabat pueden comprometer.El Monarca ensalzó las virtudes de la ecología en un discurso de mediatora aplaudido intensamente por la asamblea. El rey Juan Carlos resaltó la necesidad dé defender el medio ambiente y abogó por "la elaboración de un instrumento que rija las relaciones entre la humanidad y la naturaleza" similar a la Declaración Universal de Derechos Humanos, que regula las relaciones entre Estado y individuo.
Don Juan Carlos dedicó nueve párrafos al medio ambiente, lo que no deja de ser llamativo por parte: del jefe de un Estado frecuentemente señalado en la CE corno uno de los menos respetuosos con la naturaleza y que se resiste, por ejemplo, a que las decisiones en esa materia sean tomadas en los próximos años por mayoría cualificada en vez de por unanimidad de los Doce, como sucede actualmente.
Erradicar las fuentes de contaminación es, según el Monarca, "el mayor desafío con el que en la actualidad se enfrenta la comunidad ¡nternacional". "No puede haber desarrollo económico sostenido si no respetamos el medio ambiente ( ... )", dijo. La ONU ha convocado para 1992 una conferencia sobre el medio ambiente y desarrollo que debería dar a luz un código de conducta que "rija las relaciones entre la humanidad y la naturaleza".
Inspirado por el embajador ante la ONU, Juan Antonio Yáñez, el discurso contiene, por lo demás, escasas novedades. Elogió el papel de la ONU frente a la invasión iraquí de Kuwait porque demostraron "cómo la comunidad internacional puede reaccionar de forma efectiva y solidaria para hacer frente a la agresión". Alabó también el nacimiento, fomentado por la ONU, de un "conjunto de mecanismos e instrumentos destinados a la promoción y el respeto de los derechos humanos".
En esa tarea "España no ahorrará ningún esfuerzo a su alcance para colaborar con las Naciones Unidas", dijo, y recordó luego que civiles y militares españoles han participado en el mantenimiento de la paz en Namibia, Angola y Centroamérica. También "España ha incrementado considerablemente su aportación a los fondos y programas voluntarios" porque su "mayor nivel de desarrollo" ahora se lo permite.
El Rey, en contra de algunas previsiones comentadas días atrás, no se refirió a que España pretende ser elegida dentro de un año para ocupar un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU desde enero de 1993. Otros tres países -Nueva Zelanda, Turquía y Suecia- compiten con España para ese puesto reservado al grupo occidental. La presencia del Monarca en este foro es un intento de demostrar la importancia que España le otorga.
Sin nombrarla, el Rey se sumó a la tesis de,la socialdemocracia cuando afirmó que el mercado es un "elemento insustituible" de la economía, pero hay que completarlo "para atender las necesidades de los sectores o grupos menos favorecidos". Estuvo, por último, cariñoso con el secretario general, Javier Pérez de Cuéllar,cuya labor al frente de la ONU calificó de "admirable". Más tarde, en el almuerzo que le ofreció Pérez de Cuéllar, el Rey lo llamo "don Javier".
En su alocución, el Rey también aprovechó para saludar a los nuevos países integrados recientemente en la ONU (los países bálticos). Por la noche, el Monarca recibió un galardón por su defensa de los derechos humanos y de las libertades que le entregó Elie Wiesel, premio Nobel de la Paz en 1986.
El PP e IU elogiaron ayer el discurso real. Javier Rupérez, del PP, lo calificó de "excelente catálogo" de las preocupaciones de los españoles. Francisco Palero, de IU, resaltó la expresión de la "sensibilidad española ante los problemas del Sur, como portavoces ante la CE de los problemas de Latinoamérica y África".
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