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LA BATALLA EUROPEA

Negociar la competitividad en Bruselas

Este mismo otoño, el ministro español de Economía, Carlos Solchaga, deberá presentar en Bruselas un plan en el que se explique cómo piensa acercar los grandes parámetros de la economía nacional (índice de inflación o déficit presupuestario) a los de Alemania o Francia. "En el fondo", asegura un funcionario europeo, "traerá aquí el famoso pacto de competitividad".Como siempre, mientras que los ministros de Exteriores tienen enormes dificultades para ponerse de acuerdo sobre la unión política, sus colegas de Economía han cerrado ya prácticamente el debate sobre la unión económica y monetaria. No en balde todos defienden las mismas ideas y hacen frente a economías ya interrelacionadas.

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Europa no sabe ni contesta

El texto sobre la UME que se propondrá a los jefes de Gobierno en la reunión de diciembre no hablará de las polémicas dos velocidades, aunque en el fondo eso es lo que se pondrá en marcha.

En definitiva, el acuerdo establece que, en la última fase (en principio, 1997), los países que quieran funcionar con una banca central y moneda única tendrán que cumplir determinados requisitos. Cierto que "serán f1exibles" y que "habrá consideraciones políticas", pero, aun así, el que no pueda presentar una economía convergente dispondrá de un periodo transitorio. Es decir, en 1997 se verá si hay pelotón de cabeza y quiénes están en él. Salvo catástrofe, sin duda irán en quinta marcha Alemania, Francia, el Benelux y Dinamarca. Italia puede tener dificultades, y España, pese a la seguridad demostrada por Solchaga, también. El Reino Unido estará listo, pero necesita aún tiempo para hacer tragar la píldora a sus sectores más nacionalistas.

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