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Por Alá y por la democracia

Un mitin ininterrumpido en Dushanbé intenta derrotar en Tayikistán a los comunistas

"Juro por Alá que no pretendemos implantar una república islámica y que nuestro objetivo es únicamente conquistar la democracia". Jadshi Akbar Turadzhon Zodá, el qozicolom (máxima autoridad religiosa), se dirige a una multitud, en la que predorminan abrumadoramente los atuendos musulmanes, en la plaza de la Libertad (hasta hace poco de Lenin), la principal de Dusharibé, capital de la repúbliea asiática de Tayikistán, que se declaró independiente de la Unión Soviética el pasado 9 de septiembre.

El fantasma de la instauración de un régimen integrista, de corte jomeinista -aunque los tayikos sean suníes y los iraníes sean shiíes-, es esgrimida por la nomenklatura comunista que el día 23 dio un golpe de Estado de dudosa constitucionalidad. Desde entonces, imames y líderes opositores alimentan en la plaza un mitin ininterrumpido, que desafía al frío, al calor y a la lluvia y que se pretende continuar "hasta la victoria o la muerte".La policía mantiene cerrada al tránsito rodado la enorme plaza en la que, tradicionalmente, se celebraban los desfiles militares del Primero de Mayo o del 7 de noviembre. Pero eso no impide que, cada mañana, apenas sale el sol o se desvanecen las últimas sombras de la noche, miles de personas se concentren ante el monumento que, hasta el 22 de septiembre, mostraba a un desafiante y gigantesco Lenin de bronce. Sobre el pedestal hay ahora tan sólo una tela que cuando llueve se transforma en tienda de campaña bajo la que se cobijan algunos oradores. Otros optan por utilizar una bolsa de plástico a modo de impermeable, casi un uniforme de combate para los miles de concentrados, facilitado por los servicios de intendencia.

Frente al monumento se erige el edificio del Parlamento, símbolo de la "traición contra el pueblo". A un lado, un cine, abierto, ajeno al momento histórico, ofrece Vaya par de gemelos, con Schwarzenegger y Tom de Vito, mientras cuatro ancianos rezan en el suelo, justo a la puerta, tal vez porque está en dirección a La Meca. Más de 80 tiendas de campaña de lona roja, muchas de ellas con retratos de Mijaíl Gorbachov, acogen a campesinos llegados de diversas partes de la república y a los huelguistas de hambre, más de 140 ya, entre los que se encuentra el octogenario padre del qozicolom.

Llegar hasta la muerte

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Varias mujeres comparten el ayuno, como la poetisa Gul Ruksor Safiyeva, diputada de la URSS, que ha traducido al tayiko dos obras de García Lorca (Yerma y Bodas de sangre) y que recuerda el paso por estas tierras del inmortal autor de los Rubaiyat, Omar Jayam. "No hay que descartar una acción violenta", señala, "y estoy dispuesta a llegar hasta la muerte. Pero no lo tendrán fácil. Moscú les ha negado su ayuda y creo que la policía está con el pueblo". Precisamente ayer llegó a los manifestantes un mensaje de aliento desde Moscú, firmado, entre otros, por los asesores del consejo de la presidencia Edvard Shevardnadze y Alexander Yakóvlev y por el alcalde de Moscú, Gavril Popov.

En una de las casas de lona, facilitadas por la dirección de los musulmanes de, la república, hay veteranos de la, guerra de Afganistán; en otra, un dispensario de la Media Luna Roja; en otra, un precario centro de prensa; en otra, un grupo (le campesinos del sur del país; sobre la tela y sobre las piedras del frontal del antiguo monumento a Lenin hay caricaturas que presentan a los golpistas como fieras sanguinarias y consignas como éstas: "Venceremos"; "larga vida a la democracia"; "Rajmán Nabíyev [que asumió la presidencia tras el golpe], bastardo de Guerinadi Yanáiev [cabeza visible de la intentona de agosto en Moscú]"; "Nabíyev, a jubilarse otra vez [pasó a ser director de la sociedad protectora de los monumentos al dejar en 1985 la dirección comunista, tras la llegada de la perestroika] ", "abajo el partido comunista [rebautizado como socialista]"; "disolución del Parlamento"; "elecciones libres", y, sobre todo, el grito que despierta los mayores entusiasmos: "Ozodi, ozodi" (libertad, libertad). Los oradores se suceden sin descánso en la tribuna, pronuncian discursos en los que se recogen las anteriores ideas básicas y reciben ensordecedoras aclamaciones.

Cocinas improvisadas

Asim Rajimov, imam de la mezquita de una explotación colectiva situada a unos 100 kilómetros de la capital, es el tesorero del mitin. "Hasta ahora, hemos recaudado 103.000 rubios, y gastado 33.000. Por mucho que dure esta situación, podremos sobrevivir. Hay gente en todo el país dispuesta a no comer para que lo hagan quienes están aquí". En las improvisadas cocinas se prepara té en cantidades industriales. Ayer, para comer, hubo sopa y fruta; para cenar, arroz- con carne.

Muhamad Rasul Jalómov es el jefe del servicio de orden. Procede del distrito de Yilikul. "Contamos con 3,00 hombres de confianza. Un grupo cuida de la cocina, otro se ocupa de la pro tección exterior y un tercero de la vigilancia para evitar provoca ciones. Si hay algún incidente tienen orden de sacar fotografías y actuar sin violencia".

El espectáculo recuerda al que se vivió ante el Parlamento ruso durante la revolución de agosto en Moscú. Dushanbé tiene también su casa blanca. Así la llaman los manifestantes, aunque su fachada sea roja. Se trata del edificio del Ayuntamiento, a unos cientos de metros de la plaza de la Libertad, que fue protegido por la multitud cuando la dirección neocomunista pretendía detener al alcalde, Maksud Ikrámov, tras acusarle de ser el responsable del desmontaje de la estatua de Lenin, pretexto inmediato para los golpistas.

Algunos dirigentes de la revuelta, como Shodmon Yusúpov, presidente del Partido Democrático (que aparece como jefe del estado mayor revolucionario), y, sobre todo, el líder del movimiento Rostajez, Tajir Abdushabar, se inclinan ahora por pensar que todo fue un montaje, una provocación del antiguo aparato comunista, y no se explican cómo los obreros, pese a tener cuatro grandes grúas, tardaron 15 horas en desmontar el monumento el pasado domingo. Las primeras sombras de sospecha se ciernen sobre Ikrárnov y Kadridín Aslónov, el presidente en funciones depuesto el lunes, y que anteriormente renunció a su militancia en el partido comunista, lo puso fuera de la ley y nacionalizó sus bienes. Precisamente las medidas que se apresuró a anular la junta golpista, que, además, impuso un estado de emergencia en Dusharibé que hasta ahora no se atrevió a aplicar. No se ha disparado ni un tiro. "Está siendo una revolución de terciopelo", declara Yusúpov. "Pero los golpistas pueden lanzar, y muy pronto, un ataque desesperado para salvar su poder. O eso ' o se van. Este momento es cruciál". El líder del Partido Democrático hablaba así tras un encuentro negociador de los dirigentes opositores con la plana mayor de la junta, que, según él, aceptó sus exigencias, excepto la dimisión de Nabíyev, con una sola condición, que las tiendas se desmonten, la multitud abandone la plaza y el mitin se dé por concluido, es decir, que se acabe con el desafío revolucionario.

Lluvia y frío

"Saben que estarnos agotados, que se sufre por la lluvia y el frío nocturno, que mucha gente tiene que dormir al aire libre, pero creo que a estas alturas ya se deben haber convencido de que no nos vamos a rendir". Son ellos quienes tendrán que hacerlo. De no ser así, convocaremos una huelga general indefinida".

Entre las condiciones de la oposición figuraban, además de las relativas al partido comunista, la legalización del Partido del Renacimiento Islámico (PRI), la renuncia del fiscal general y el director de la Radiotelevisión, la anulación del decreto que transfería las competencias municipales al Gobierno, el retraso de las elecciones presidenciales hasta diciembre (estaban convocadas para el 27 de octubre) y la fijación de garantías de que serán libre y contarán con la presencia de observadores extranjeros.

Abduzobar, por su parte, intenta demostrar que no se trata de una revolución islámica, sino democrática. "Usted ve miles de batas, barbas y gorros taylkos en la plaza y tal vez piensa que son fundamentalistas, pero si habla con ellos comprobará que muchos son simpatizantes de los partidos laicos. Ésta no es una lucha religiosa, sino política. El objetivo común, incluso del Qozicoloni y el PRI, es conseguir un régimen democrático en el que se respeten los derechos humanos". Pero no faltan opiniones, como la de un analista de la moscovita Nezavísímaya Gazeta, que se inclinan por pensar que la única alternativa real es o poder neocomunista o musulmán. "La población no está preparada por el momento para un Estado islámico", afirma en tayiko el líder del PRI, Mujamad Sharif, "pero ¿qué tendría de malo que, con el tiempo, el islam fuera la religión oficial de Tayikistán? Después de todo, el 80% de la población de la república es musulmán".

El Qozicolom

El Qozicolorri, sin duda la personalidad dominante en el desafío histórico que se vive en Tayikistán, actúa más como político que como líder religioso. Colabora estrechamente con el estado mayor revolucionario y se esfuerza en convencer a todos de que no quiere ser otro Jomeini. Por eso, al hablar "en el nombre de Dios,

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clemente y misericordioso", denuncia el intento del "sanguinario poder comunista" de "hacer creer al pueblo que, si los musulmanes, personalmente yo, llego al poder, se perseguirá a las fuerzas progresistas y las mujeres serán obligadas a utilizar el velo".En realidad son escasas las jóvenes presentes en la plaza que llevan esta prenda de uniforme islámico. Para despejar toda duda anuncia: "No aspiraré a la presidencia de la república". La oposición busca, en estos momentos, un candidato único.

Domuló Abdugabor, imam de la zona central de Dushanbé, expresa la opinión de gran parte del clero musulmán al indignarse cuando oye hablar de "peligro de república islámica". Por qué dice usted peligro?", reacciona como si le hubiera picado una víbora. "Estuve en Irán el año pasado y he vuelto éste, y no he visto allí ninguna amenaza. Si acaso podrán verla los círculos sionistas, porque los judíos ocupan tierra musulmana". De paso, recuerda irónicamente que "Córdoba formó parte del Magreb".

Estado islámico

"Nosotros no queremos imponer nuestros preceptos a los cristianos, pero ¿qué puede haber de malo en que se establezca en nuestro suelo un Estado islámico? Además, no sería al estilo iraní. Las diferencias son demasiado grandes. En todo caso será el pueblo el que tendrá que decidir en el futuro".

Tal vez esté ahí la clave de que muy pocos rusos (que constituyen el 10,5% de la población de Taylkistán) acudan a la plaza de la Libertad, en la que han llegado a reunirse cerca de 50.000 personas. Un obrero ruso, Víktor, llega a pedir que Ios cristianos se acuerden de que Cristo también luchó por la libertad" y el presidente del Partido Democrático Ruso, Nikolái Travkin, amenaza con estrangular económica y políticamente a Tayikistán si los comunistas siguen en el poder.

Sin embargo, muchos de sus compatriotas que viven en, esta república parecen considerar que la lucha que se está librando no es la suya y que el triunfo de la revolución podría suponer su propia derrota. Es la opinión de Misha, un periodista ruso que lleva media vida en Dusharibé y que, tras pedir que no se facilite su nombre y recordar los sucesos de febrero de 1990, asegura: "Si vuelven a atacarnos, volveremos a ejercer nuestro derecho a la autodefensa".

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