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La aprobación por la OLP del 'plan Baker' abre nuevas heridas entre los palestinos

Llevaban la decepción impresa en el rostro los refugiados palestinos que ayer se apiñaban en las esquinas del paupérrimo campamento de Al Baaqa para leer el periódico. A toda plana, el sí de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) al plan norteamericano-soviético para iniciar negociaciones de paz en Oriente Próximo. La decisión de la OLP, adoptada en Argel por el Parlamento palestino en el exilio y que da luz verde al llamado plan Baker, ha abierto una nueva herida en la conciencia palestina.

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"Nos han vendido", se lamentó sombriamente Jaled, un joven electricista sin trabajo que ve en la resolución del Consejo Nacional Palestino una ignominiosa capitulación de Yasir Arafat. Al igual que millares de palestinos,' este hombre está convencido de que las decisiones de Argel encubren un compló norteamericano-israelí para liquidar las aspiraciones nacionalistas palestinas. Es el primer paso, dicen, hacia una paz con Israel que ignorará los legítimos derechos palestinos y sepultará las demandas de millones de personas expulsadas de sus casas y granjas con la creación de Israel en 1948. "Hemos sido traicionados", agrega Jaled. Una jovencita vivaz que está aprendiendo el oficio de costurera en una escuela de las Naciones Unidas en la estrecha calle principal de Al Baaqa resume sus sentimientos en un inglés más que rudimentario. "America, Israel no good, no good, mister. America, Israel very bad for Palestinians. Now Arafat bad too".Naturalmente, de las paredes de Al Baaqa prácticamente han desaparecido los carteles de Yasir Arafat. En un rincón de la Farmacia Palestina queda todavía una foto del viejo líder guerrillero. Pero el un robusto cincuentón llamado Kasem Auad, admite que es un mero gesto sentimental. Su verdadero héroe es Sadam Husein, como lo testifica el enorme retrato pegado en la vitrina. El derrotado líder iraquí, que juró encabezar el retorno a Palestina, aparece con una enigmática sonrisa de predestinado. Pero Auad está desolado. Arafat, dice, ha caído en la trampa.

A nadie ha sorprendido que la condena a la decisión de la OLP partió con inusitada virulencia de las facciones radicales, muchas de ellas con sede en Siria. El Frente Palestino de Salvación Nacional, una coalición anti-Arafát, habló poco menos que de traición a la causa palestina. El frente, que boicoteó la reunión de Argel pronosticando que Al Fatah, la facción dominante de la OLP, haría concesiones favorables a Israel y Estados Unidos, atacó al CNP por renunciar al principio de que sólo la OLP debe hablar en nombre de los palestinos. Si todo sale como desea Washington, éstos estarán integrados en la delegación jordana.

El Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG), de Ahmed Yibril, fue aún más severo. Una declaración difundida ayer en Damasco acusó a Arafat de allanar el camino para el plan de James Baker e Isaac Shamir, el primer ministro israelí. Para el FPLP-CIG, el CNP dominado por Arafat ha dado a norteamericanos e Israelíes un Cheque en blanco para la eliminación de los derechos palestinos.

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