Defensa, dispuesta a reducir a 72 su pedido de cazas EFA
El Ministerio de Defensa está dispuesto a reducir a sólo 72 su inicial proyecto de adquirir 108 unidades del futuro avión de combate europeo (EFA), según fuentes de dicho departamento. Al mismo tiempo, España ha propuesto a los restantes socios del programa (Alemania, Italia y el Reino Unido) que se alargue su desarrollo en el tiempo, al objeto de repartir el impacto económico en un mayor número de años. Ambas medidas son consecuencia de los crecientes problemas presupuestarios del departamento que dirige Julián García Vargas.
Fuentes del Ejército del Aire admitieron ayer se está estudiando una reducción del número de aviones EFA que serán adquiridos por España, pero señalaron que se barajan varias cifras y que es prematura cualquier decisión al respecto. En medios del Ministerio de Defensa se da, sin embargo, por prácticamente segura la reducción del pedido a sólo 72 unidades, que vendrían a sustituir a los alrededor de 60 cazas F-1 con que actualmente cuenta la Fuerza Aérea.España no es el único país dispuesto a reducir su cuota de aparatos EFA. La Fuerza Aérea alemana (Lutwaffe) anunció en abril pasado que, caso de que su país continúe en el programa, lo que aún está por ver, el número de aviones que necesita no pasa de 160, frente a los 250 previstos inicialmente. Una actitud similar mantiene Italia, que debía adquirir casi 160 aparatos, mientras que el Reino Unido parece el único socio que se mantiene firme en su pretensión inicial de comprar 250 aviones. El futuro de este programa ha sido uno de los principales temas abordados en las entrevistas que ha mantenido en las últimas semanas el ministro de Defensa, Julián García Vargas, con sus colegas británico, Tom King, e italiano, Virginio Rognoni.
En noviembre de 1988, su antecesor en el cargo, Narcís Serra, firmó el memorándum de entendimiento (MOU) de la fase de desarrollo del EFA, por el que España entró a formar parte del programa con una participación del 13% y se comprometió a invertir 155.000 millones de pesetas, de los que ya se han desembolsado más de 50.000. La firma de este documento, suscrito meses antes por Alemania (con un 33%), el Reino Unido (33%) e Italia (21%), no presuponía que todos los socios fueran a participar, y en los mismos porcentajes, en la producción. del avión, que debe iniciarse en 1994, una vez que a principios del próximo año vuele el primer prototipo.
El triple que un F-18
Los acontecimientos desencadenados a partir de la caída del muro de Berlín, en noviembre de 1989, y la tendencia general a la reducción de los gastos militares, han llevado a todos los países a replantearse el más costoso y complejo proyecto tecnológico y armamentístico abordado por los países europeos. El socio más sensible a estos cambios ha sido Alemania, cuya continuidad en el programa constituye una incógnita, sobre todo después de que la Lutwaffe se quedara con los 20 cazas Mig-29 de la antigua República Democrática.
Aunque España ha sido uno de los más firmes defensores del EFA, por las implicaciones tecnológicas que tiene para la industria nacional, y sobre todo para las empresas CASA y Sener, la tendencia restrictiva de los presupuestos de Defensa, que previsiblemente se mantendrá en los próximos años, ha obligado a revisar a la baja los planteamientos iniciales, que pasaban por adquirir 108 aviones, con un coste aproximado de 400.000 millones de pesetas, sin contar los 125.000 millones de inversión previa.
Los expertos cuestionan, sin embargo, que la reducción del número de aviones y el alargamiento en el tiempo del programa supongan un ahorro sustancial, ya que ambas medidas repercutirán en un incremento del coste unitario por aparato. Los cálculos actuales apuntan a un coste total de 40.000 a 50.000 millones de dólares (entre cuatro y cinco billones de pesetas) para una flota mínima de 800 aviones. En esas condiciones, el coste por aparato triplicaría el de un F-18 como los del Ejército del Aire.
Por debajo de determinado número de aviones, advierten los expertos, el precio de fabricación de cada EFA no sólo no sería competitivo en el mercado mundial, sino que resultaría económicamente inviable.
La reducción a 72 del número de aviones EFA se suma a la cancelación del programa de modernización de los Mirage III, decidida en julio por Defensa.
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