Virtuoso comienzo
Vladimir Spivakov y sus Virtuosos de Moscú, que residen actualmente en el Principado de Asturias, inauguraron la temporada musical con un concierto patrocinado por el Banco NatWest con motivo de la inauguración de su nueva sede social.Un programa breve, que permitió a los músicos moscovitas ofrecer numerosos bises, incluía el Concierto groso número 2 de la obra 3, de Haendel, y la Sinfonía número 29 en la mayor, de Mozart, separadas por la Oración del torero, de Joaquín Turina. Fue en esta página donde los Virtuosos, que merecen tal adjetivación uno a uno y como colectivo, lograron la más alta calidad de la tarde. La página de Turina sonó con gracia y poesía netamente españolas y sin rozar, ni por un momento, más pintoresquismo que el tan dosificado y de buena ley que el autor puso en su aire de pasodoble contrastante con el tema lírico y meditativo.
Los Virtuosos de Moscú
Director: V. Spivakov. Obras de Haendel, Turina y Mozart. Auditorio Nacional. Madrid, 24 de septiembre.
Bien construida y fraseada, quizá sobró potencia en la sinfonía mozartiana, una de esas invenciones en las que el salzburgués derrochó imaginación para, como decía Pedrel de Albéniz, "tirar la música por la ventana".
El orden barroco, lleno de luces de Italia, campea en los conciertos de la opus 3 de Haendel, ejemplo de una dialéctica instrumental, teñida por una expresión melancólica o animada por la característica y vital continuidad de lo barroco -el movimiento hecho música- que los solistas de Moscú tocan con perfección y esplendor, con lo que la reacción entusiasta del público fue tan unánime como cálida.
Babelia
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