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El escamoteo de cada día

JOAQUÍN VIDALTres novillos tal cual el reglamento taurino vigente manda que sean los novillos (es decir, aptos para la lidia), escamoteé al público el presidente. Si uno tira de calculadora y divide la cantidad de los novillos anunciados por los que el presidente tuvo la ocurrencia de escamotear al público, resulta que le escamoteó la mitad. Si al público le hubieran devuelto del precio que pagó por su entrada la parte proporcional -el 50%-, aún tendría un pasar. Pero no ocurrió tal cosa. La devolución no se produjo y el escamoteo fue perpetrado a la luz el día, desde la más absoluta impunidad, con total desprecio a las insistentes y ecuánimes alegaciones del público, que gritaba: "iChorizooos!". 0 sea, lo de cada día del Señor.

Hernández / Vega, Amador, TatoCinco novillos de Domingo Hernández (uno rechazado en el reconocimiento), bien presentados, inválidos; dos devueltos por este motivo

5º de Alcurrucén, con trapío y casta. 1º, sobrero, de Arturo Sánchez, con trapío de toro, noble. 6º, segundo sobrero, de Tomás Frías con cuajo, topón.Joselito Vega: pinchazo, otro hondo, rueda de peones, volteado de forma impresionante al intentar un descabello, cuatro descabellos -aviso con retraso- y tres descabellos más (aplausos y saluda la cuadrilla; atendido en la enfermería de contusiones, volvió a salir); pinchazo bajonazo (silencio). Luis José Amador: pinchazo, estocada y descabello (silencio); media tendida y estocada (aplausos y salida al tercio). El Tato: marronazo, medi, traserísima y rueda de peones (silencio); pinchazo, otro hondo, rueda de peones, metisaca bajo, dos pinchazos y dobla el toro (palmas). Plaza de Las Ventas, 22 de septiembre. Dos tercios de entrada.

Los aficionados a los toros están hartos de que cada día del Señor les escamoteen algo, los toros en su debida integridad principalmente, y ya les están entrando complejos, ya creen que les toman por los más tontos de la Creación. Sin embargo, se exceden en sus recelos. En este país siempre hay alguien que te escamotea algo: los ladrillos del piso que compras por una millonada, 200 gramos en un kilo de morcillo, el acabado del pautalón, y, según suelen decir los castizos del foro, no-pasa-ná. Nunca pasa ná. No es por falta de leyes. Este país es el más legislado, del mundo. En este país hay leyes para todo. Hay leyes hasta para indicar las características de los toros en las corridas, e incluso hay una Ley Taurina, de tal naturaleza que, desde su promulgación, no han dejado de aumentar los escamoteos y las tropelías en la fiesta.

Lo simpático del asunto es que quien debería cumplir el reglamento taurino es un funcionario del Cuerpo Superior de Policía. Como Para partirse de risa, ¿verdad?. Bueno, los toros inválidos que no se debieron lidiar, se lidiaron, y precisamente su invalidez deslució la labor de los toreros. Joselito Vega hizo toreo hondo ligando derechazos a su primero, que era sobrero, tenía trapío y no estaba inválido. Luego, al intentar el descabello, sufrió una cogida horrorosa, afortunadamente -milagrosamente, cabría decir- sin consecuencias. La invalidez del cuarto le impidió dar dos pases seguidos.

Con la izquierda fue puro el toreo de Luis José Amador al quinto, que tampoco pertenecía al hierro anunciado. Tras un breve tanteo se echó la muleta a la izquierda -al clásico estilo de los toreros buenos-, embarcó cargando la suerte, ligó los pases, y en uno de ellos, el toro, que era incierto, le pegó un volteretón. Mas no se arredró, y quiso seguir dando naturales. Posee Luis José Amador sentido torero de primer orden, que no pudo desarrollar en su otro novillo, pues también estaba inválido.

Novillos sin fijeza le correspondieron a El Tato, a pesar de lo cual les corría la mano, valiente y pundonoroso, a despecho de quedarse con el enemigo parado a mitad de la suerte. El primero estaba inválido; el otro, segundo sobrero, topaba, y no había manera de hacerle humillar.

Los novillos inválidos -uno por coleta- perjudicaron a los toreros. De donde se deducé que no sólo fue escamoteado el público sino los toreros también. Grave perjuicio, claro, pero no pasa nada. Aquí nunca pasa nada. Y sí si hay reclamaciones, esas, al maestro armero.

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